Por Jimmy Rosario Bernard
Como bien saben, quien escribe este artículo no es psicólogo, sociólogo ni nada que se le parezca, pero si un investigador de las nuevas tecnologías y quienes han podido leer mis escritos, podrán notar lo critico que suelo ser desde el punto de vista positivo o negativo del uso que se le da a las Tecnologías en el mundo actual. Es por ello que en esta ocasión he querido escribir un poco sobre cómo esta nueva forma de culturización digital está socavando poco a poco al núcleo principal de la sociedad, y sí, a eso mismo me refiero: la familia.
Es obvio que sin TIC es difícil realizar de manera eficiente alguna tarea de nuestro diario vivir, el uso de dispositivos móviles e internet son ya un ente esencial en la vida de los seres humanos, pero a su vez estas formas de comunicación, han creado divisiones en muchas parejas del mundo, que además de perderse el compartir momentos íntimos, de igual manera ayudan en la búsqueda de nuevas relaciones fuera del matrimonio.
Es lógico que las facilidades que te dan la Web y las nuevas tecnologías, aumenten la posibilidad de encontrar una relación ilícita para reemplazar la intimidad que ha desaparecido con nuestra pareja. Según un estudio realizado recientemente en Estados Unidos, utilizando como muestra un total de 6.000 personas, el 45% de estos asegura que engañan a sus parejas porque consideran que hay una falta de atención por parte de las mismas. Para mí, lo más interesante de dicho estudio, es cómo el 66% de los involucrados en esta investigación, insisten en que no serían infieles en absoluto, sin la ayuda de las nuevas tecnologías y sobre todo haciendo mucho énfasis en particular, sin el Internet.
Este problema es grave y está afectando la forma en que nos estamos relacionando, es más que común ver durante las comidas, en medio de conversaciones importantes, en los vehículos, en el trabajo, en la cama, en el baño e incluso inmediatamente después del sexo a las personas más que pendientes a su smarphone o tableta, nos hemos convertido en adictos a ellos. Este estilo de comunicación, “aleja a los que están cerca y acerca a los que están lejos” aislando la atención de sus parejas y familiares, pero ¿cuál es el impacto a largo plazo?
Es entonces que entran en acción sitios como Ashley Madison, Second Love, Romance Secreto, Gleeden o Victoria Milan, entre otros, los cuales garantizan un «romance secreto», un «desliz confidencial», una «aventura discreta», una «cita clandestina», un «paréntesis infiel»… esas son algunas de las promesas que estos portales Web, hacen a sus futuros clientes. La idea de estos sitios en internet, es ponerte en contacto con otros, a quienes ellos describen como personas insatisfechas con su relación de pareja, y que a solo un clic, con máxima confiabilidad, rapidez y sobre todo discreción pueden encontrar como tener una aventura.
Y si a redes sociales se refiere, estas se han convertido en un enemigo aun mayor para la estabilidad de las parejas, un estudio realizado por la Escuela de Periodismo de Missouri, reveló que las personas que frecuentemente realizan publicaciones en redes sociales, son más propensas a cometer infidelidades y romper con sus parejas, sobre todo cuando hay alguna las crisis, ya que descubren un escape a través de las redes sociales, y es obvio pues aparentemente, allí se encuentra la solución al alcance de un clic.
Hace unos meses, Facebook representaba más de un 20% de las pruebas utilizadas durante juicios de divorcio en Estados, según otro estudio de la Asociación de Abogados Matrimoniales de este país.
Es necesario tomemos un momento de nuestra vida y analicemos si de alguna manera estas nuevas tecnologías están interrumpiendo el lapso familiar, ya que somos nosotros los que decidimos cumplir o no los acuerdos con nuestra pareja. Probablemente nos encontramos en un momento de la historia, en el cual ser un infiel 3.0, sea algo hasta de modas pues la fidelidad es más difícil que nunca, ya que las tentaciones están a solo un clic de ejecutarse.
El autor es consultor en tecnología y catedrático universitario