El papa Francisco celebró hoy la decisión de Estados Unidos y de Cuba de mejorar sus relaciones al afirmar que «todos estamos contentos» al ver «cómo dos pueblos que se habían alejado durante años han dado un paso de aproximación».

«Hoy todos estamos contentos porque hemos visto cómo dos pueblos, que se habían alejado durante muchos años, han dado ayer un paso de aproximación. Esto ha sido posible gracias a los embajadores y a la diplomacia», dijo durante la ceremonia de entrega de cartas credenciales a varios embajadores ante la Santa Sede.



Ante ellos destacó el papel de la diplomacia en la solución de conflictos, un trabajo de «pequeños pasos» que, según el pontífice argentino, «acaban siempre por hacer la paz» y «acercando los corazones de los pueblos».

Ayer se supo que delegaciones de ambos Estados habían llevado a cabo conversaciones secretas en los últimos tiempos para impulsar una normalización de sus relaciones, tras más de medio siglo de enemistad.



Los encuentros tuvieron lugar en Canadá, como Estado neutral, y fueron impulsados por el Vaticano y por el propio Bergoglio.

«El trabajo del embajador es un trabajo de pequeños pasos, de pequeñas cosas, pero que acaban siempre por hacer la paz, acercar los corazones de los pueblos, sembrar la hermandad», señaló hoy el papa en su discurso, difundido en un comunicado por la Santa Sede.

En este sentido, concluyó que la diplomacia «es un trabajo noble, muy noble».

Tanto el presidente de EE.UU, Barack H. Obama, como el de Cuba, Raúl Castro, agradecieron en sus respectivos comunicados el apoyo del pontífice a este acercamiento.

Ayer el papa se limitó a decir que se complacía «vivamente» por dicho anuncio, si bien lo hizo a través de su portavoz, Federico Lombardi.

Fue él quien informó de que en los últimos meses, Bergoglio había escrito a Castro y a Obama para invitarles «a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos, para dar inicio a una nueva fase de las relaciones entre las dos partes».

Washington decidió liberar a tres espías cubanos del llamado grupo de «Los Cinco» que cumplían condena en el país y La Habana hizo lo propio dejando en libertad al contratista estadounidense Alan Gross, preso en Cuba desde 2009 por actividades subversivas.

Los casos de Gross y de «Los Cinco» se habían convertido en una de las principales barreras para el deshielo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. EFE