Declaración ofrecida por Víctor Romano, profesor de la UASD y secretario general nacional del FALPO, en el acto conmemorativo del 30 aniversario de la fundación de la organización popular, sobre la quema de la bandera de Haití.

Individuos oportunistas y charlatanes que pretenden usar el nombre del Falpo, así como voces interesadas, han tratado de ligar a nuestra organización a acciones vandálicas, como es el incendio de una bandera haitiana y la persecución contra inmigrantes de ese país.



Bandera haitiana

Desmentimos categóricamente que el Falpo o alguno de sus miembros se dediquen a esa perversidad. Nuestra organización a lo largo de sus 30 años ha sido solidaria con el vecino país y con sus inmigrantes, que tratando de sobrevivir vienen a la República Dominicana a buscar trabajo.



Llamamos al pueblo dominicano, principalmente a los sectores progresistas y respetuosos de la vida y de los derechos humanos, a no dejarse confundir con la fanfarria de los patrioteros de pacotilla. Los únicos responsables de la grave situación económica del pueblo haitiano y de las masivas inmigraciones hacia la República Dominicana no son más que los grupos dominantes de ambos países, que se ceban con la crisis. Esos mismos sectores dominicanos que se pintan de “nacionalistas”, y que no son más que serviles del imperio yanqui y del capital internacional, son los que se han hecho millonarios traficando con haitianos indocumentados, con la mano de obra barata y con todo tipo de contrabando y de acciones ilícitas y mafiosas.

A la vez, reiteramos la condena al horrendo asesinato de un infeliz haitiano que fue torturado, maniatado y colgado en un parque de Santiago. Esa acción cavernícola que consterna al Mundo es consecuencia de la insidia y el azuzamiento de sectores de ultraderecha, ultra-reaccionarios racistas, los llamados “nacionalistas”, encabezados por el grupo Vincho Castillo y compartes. Esa acción, que de hecho había sido anunciada públicamente, fue bien planificada y dirigida por esos mismos sectores que están amenazando de muerte a un grupo de periodistas.

No nos explicamos, entonces, cómo es posible que la Policía, la Procuraduría General de la República y la Procuraduría Fiscal de Santiago no hayan apresado y establecido cargos contra los autores materiales e intelectuales de tan abominable crimen. Eso recuerda las ejecuciones en las plazas públicas o “picotas” en los tiempos de la esclavitud. Y ese es el mensaje que quieren mandar. Ese crimen tan horrendo contra un inocente inmigrante no es más que una señal de que esos desalmados están dispuestos a re-editar la inenarrable masacre cometida por su amado jefe Trujillo.

El Falpo quiere dejar claro lo siguiente:

1. Reiteramos nuestra solidaridad con los inmigrantes haitianos y demandaremos consecuentemente que los autores materiales e intelectuales de ese crimen sean encarcelados y condenados como corresponde.

2. Que respetamos al pueblo haitiano, tal como lo declaró categóricamente el patricio Juan Pablo Duarte, pues una cosa son los pueblos, y otra sus verdugos y voraces gobernantes.

3. Que la República Dominicana y la República de Haití, que comparten una isla, tienen que vivir en armonía, en convivencia pacífica, respetando mutuamente sus respectivas constituciones, sus leyes, sus símbolos patrios, sus normas y sus reglas.