Washington, Estados Unidos. La hormona del amor, formalmente conocida como la oxitocina, podría tener un efecto inesperado: al ser utilizada en ratas de laboratorio en estado de embriaguez los científicos se percataron de que esta hormona ayuda a los roedores a actuar como si estuvieran sobrios.
Cuando los autores de este experimento, cuyos resultados fueron publicados este lunes, inyectaron oxitocina en el cerebro de roedores en estado de ebriedad, éstos últimos no tuvieron la falta de coordinación provocada por lo general por el alcohol.
«Las ratas que ingirieron alcohol y luego oxitocina, pasaron sin problemas el test de alcoholemia equivalente para ratas, mientras que las otras en estado de embriaguez, pero que no recibieron la hormona, estaban totalmente ebrias», explica el autor principal de este estudio Michael Bowen, investigador del departamento de psicología de la Universidad de Sídney.
Estos científicos mostraron que la oxitocina impide que el alcohol llegue a zonas específicas del cerebro, que son responsables de los excesos etílicos.
«El alcohol afecta la coordinación de los gestos mediante la inhibición de la actividad de las regiones cerebrales responsables del control motor. La oxitocina evita estos efectos al punto en que es imposible decir, a través de su comportamiento, si las ratas estaban ebrias», indica el estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Este sorprendente efecto de la hormona del amor tiene que ser todavía estudiado en los seres humanos, algo que contemplan hacer los autores de este estudio.
«El primer paso será asegurarnos que tenemos un método de administración de la oxitocina en seres humanos que permita que cantidades suficientes de esta hormona lleguen al cerebro», explica Bowen.
«Si lo logramos, pensamos que la oxitocina también podría permitir la neutralización de los efectos etílicos en la capacidad del habla y cognitiva», añade el científico.
Sin embargo, el investigador advierte que la oxitocina no podrá evitar que la policía detenga a un individuo que tomó unos tragos de más al salir de un bar.
«Si bien la oxitocina podría ayudar a reducir los efectos del alcohol, esta hormona no puede alterar la tasa de alcohol en la sangre», asegura.