Cada vez que nos sentamos a la mesa a comer cometemos numerosos errores. Muchos de ellos por desconocimiento del protocolo pero otros, como hablar con la boca llena, sabiendo que es de muy mala educación.
Soplar la
Esta es sin duda una práctica muy típica. Cada vez que nos servimos la comida recién hecha y retirada del fuego, o cuando se nos ha ido la y hemos dejado el plato unos minutos de más en el microondas, solemos tender a soplar la comida para que se enfríe más rápido.
que te parece lo más normal del mundo pero, ¿sabías que es un enorme error de protocolo cuando estamos en la mesa? Lo correcto es esperar a que el palto se enfríe o tenga una temperatura a tu gusto y luego empezar a comer.
Así que ya sabes, a no ser que tengas mucha prisa, nada de soplar. ¡No seas ansias que la comida no que va a mover del plato!
Abrir la boca antes de que llegue el cubierto
Este es otro error muy extendido cuando estamos en la mesa. Seguro que ni siquiera te habrías dado cuenta de que lo hacías, ya que es algo que sale de manera casi automática, ¿verdad?
Cuando coges una pinchada o una nueva cucharada para llevarte a la boca, seguro que a la vez ya has abierto ligeramente la boca, como para ir preparándote, y a medida que vas acercando el cubierto la vas abriendo más.
Sin embargo, esto es un gran error. Lo que debes hacer es mantener la boca cerrada hasta que tengas el cubierto justo enfrente de la boca y entonces ‘atacar’. Y otra cosa que tampoco se puede hacer es eso de agacharte para llegar antes o por miedo a que se te caiga la comida del tenedor o la .
Hablar con la boca llena
Todos sabemmos que hablar con la boca llena es de un mal gusto tremendo. Sin embargo, por algún misterioso motivo, absolutamente el mundo lo hace o lo ha hecho alguna vez. No lo podéis negar…
Ya sea porque quieres participar en la conversación y no puedes esperarte un minuto, o porque te han hecho una pregunta y te da apuro ese ratito de silencio que pasa hasta que tragues la comida y puedas responder, el caso es que a todo el mundo se le escapa alguna vez.
Aunque hay gente que también lo hace conscientemente… Esos son los mismos maleducados que sorben la sopa o que mastican insistentemente con la boca abierta.
Utilizar la servilleta como babero
¿A que esto también lo habéis hecho más de una y más de dos veces? Aunque puede que no recurras a la técnica de la servilleta-babero todos los días, seguro que alguna que otra vez no te ha quedado más remedio, porque no podías mancharte la ropa que llevabas en ese momento, o porque después de comer ibas a algún sitio importante y no era plan de aparecer con un precioso lamparón en la camisa.
El caso es que este es otro importante error de protocolo. Deja los baberos para los bebés y, si quieres actuar de acuerdo a las reglas de etiqueta, desdobla la servilleta y colócala en tu regazo.
Coger porciones exageradas de comida
Esto también es muy típico… Tienes ante ti tu plato de comida preferido (o simplemente tienes muchísima hambre) y te lanzas a comer como si no lo hubieses hecho en un mes. Vamos, que más que masticar con calma y delicadeza, que es lo que se debe hacer, prácticamente engulles la comida.
Puede que a ti te parezca lo más normal del mundo, y que está más que justificado si tienes prisa o hambre, pero lo de llenar el cubierto hasta los topes o cortarte un trozo enorme de comida que casi no te entra en la boca, es de muy mal gusto.
Apoyar los cubiertos al borde del plato
Seguro que la gran mayoría no tenías ni la más remota idea de que esto fuese un error, y lo hacéis absolutamente cada vez que os sentáis en la mesa a comer o cenar, ¿a que sí?
Sin embargo, es un importante error de protocolo apoyar los cubiertos al borde del plato en plena comida, mientras no los estamos usando. Lo correcto es que una vez que los levantamos de la mesa antes de empezar a comer ya no vuelvan a poyarse nunca más sobre la misma.
Y, ¿qué hago con ellos entonces?, estarás pensando… Pues deber dejarlos sobre el plato, formando una especie de A.
Dejar la cuchara dentro de la taza del café
El de apoyarlos sobre el borde del plato mientras estamos comiendo no es el único error que cometemos con los cubiertos cuando estamos sentados a la mesa.
En esta ocasión, el fallo lo cometemos en el momento del postre. Los ideal es servir el café de después de comer en una taza pequeña sobre un plato. Una vez que ya nos hayamos echado el azúcar que nos apetezca, lo que tenemos que hacer es sacar la cucharilla de la taza y ponerla sobre el plato (concretamente en el lado derecho), pero nunca dejarla dentro de la taza. Seguro que te has dado cuenta de que mucha gente lo hace de la forma incorrecta, a pesar de que es realmente incómodo.
Inclinar el plato de sopa
Este no es un error que cometamos diariamente cada vez que nos sentamos en la mesa a comer. Sin embargo, cada vez que en nuestro menú se cuela un plato de sopa o de puré terminamos cogiendo el plato y volcándolo ligeramente hacia un lado, con el objetivo de poder apurar al máximo la comida que nos queda.
Lo cierto es que es la manera más cómoda y más rápida de poder terminarnos este tipo de comidas si no queremos dejarnos nada en el plato, pero eso no quiere decir que no esté muy mal hecho. Así que ya sabes, tendrás que apañarte para comerte la sopa sin volcar el plato… y si no puedes terminarte absolutamente todo el caldo, tampoco pasa nada.
Cortar con las manos… ¡y con el cuchillo!
Otro fallo, quizás uno de los más extendidos cada vez que nos sentamos a comer, lo cometemos a la hora de cortar el pan.
Seguro que es habitual que cuando vas a comer o a cenar lleves la barra de pan entera a la mesa y que luego cada persona se corte a su gusto la porción que le apetezca. A priori parece lo más cómodo, pero luego se llena absolutamente todo el mantel de migas, lo cual no es muy agradable.
Lo correcto es llevar el pan ya cortado en una cesta (sí, eso que solo haces en las ocasiones especiales). Y después, como no te vas a llevar el trozo de pan entero a la boca, lo que debes hacer es cortarlo con las manos, pero sobre la cestita para no ponerlo todo perdido de migas.
‘Limpiar’ el plato con el pan
No se puede negar que cada vez que acompañamos la comida con una salsa que nos gusta especialmente, terminamos cayendo en la tentación de coger un trozo de pan y empaparlo bien con la salsa. Y lo peor es la gente que lo hace con la mezcla del aliño de la ensalada, lo cual es una auténtica guarrería.
Ya sabemos que cuesta evitarlo, porque normalmente la mezcla pan+salsa suele estar deliciosa. Sin embargo, mejor que te controles un poco. Si quieres salsa, tendrás que conformarte con empaparla bien con la comida con la que la estés acompañando.
Fuente: Qué es