Hawking alerta sobre el instinto de agresión humana y pide más empatía

Tal y como habíamos anticipado hace unos meses al hablar de la película La Teoría del Todo (cuyo actor principal Eddy Redmayne acaba de llevarse el Oscar), la figura de nuestro sabio favorito Stephen Hawking sigue despertando admiración allá por donde va. En una reciente entrevista con una joven californiana de 24 años (ganadora de un concurso cuyo premio incluía una visita al Museo Británico junto al insigne físico) Hawking ha hablado sobre el rasgo humano más peligroso y el más amable. El pimero de ellos, la violencia, podría llevarnos a la extinción. El segundo, la empatía, tal vez logre redimirnos e impedir que ocurra la hecatombe.

Para Hawking, tal vez nunca seamos capaces de encontrar una teoría del todo, pero lo que si resulta posible es, tristemente, una teoría del potencial de destrucción de la humanidad. El sabio británico teme que la agresividad innata a nuestra especie pueda conducir finalmente a un acto trágico que determine nuestra desaparición.

En una pregunta en dos partes realizada por la californiana Adaeze Uyanwah, que ganó un concurso al que se presentaron 10.000 personas de todo el mundo, Hawking tuvo qué contestar qué rasgo humano temía más y qué calidad humana deberíamos enfatizar.

Según se puede leer en el blog del Museo de Ciencia esta fue su respuesta:

«El defecto humano que más desearía corregir es el del instinto de agresión. Puede que supusiera una ventaja de cara a la supervivencia cuando vivíamos en cuevas, bien fuera para conseguir más comida, territorios o parejas con las que reproducirse, pero ahora amenaza con destruirnos a todos».

Y añadió:

«Una gran guerra nuclear podría ser el fin de la civilización, y posiblemente de la especie humana».

En cambio, sobre la segunda parte de la pregunta, Hawking respondió:

«La cualidad humana que más me gustaría potenciar es la empatía. Nos mantiene unidos en paz y en armonía».

La afortunada ganadora del concurso lógicamente está viviendo un sueño, así que ha declarado que le resulta increible pensar que dentro de varias décadas, cuando sus nietos estudien las teorías de Hawking en la clase de ciencia, ella pueda decirles: «yo fui capaz de hablar con él, conocerlo en persona, y escuchar sus impresiones de primera mano».

REUTERS/Suzanne Plunkett