Todos pensaban que Nick Hess consumía alcohol. Pero sin ningún motivo vomitaba, tenía dolores de estómago y tenía un comportamiento “ridículo” después de comer.
Al día siguiente, los síntomas propios de una resaca tras una noche de descontrol. Su mujer buscaba si había botellas escondidas por la casa. Pero él nunca probaba una copa.
Hess padece un síndrome de autodestilación. Una enfermedad basada en el exceso de levadura en el intestino que transforma los hidratos de carbono en alcohol en sangre.
Cuando Hess consumía un plato de papas fritas, su comportamiento se transformaba volviéndose vulgar y, como el define, «ridículo». Sin conocerlo, esta ración equivale en su situación a siete medidas de whisky.
Las personas que sufren esta enfermedad tienen una enzima anormal en el hígado que dificulta la eliminación del alcohol.
Y aunque todos tenemos una pequeña cantidad de levadura en el intestino, quienes padecen el síndrome de autodestilación poseen una cantidad excesiva. En algunos casos, se llega a poseer hasta un 400% más de lo que debería, según ha contado uno de los expertos a la BBC.
Y es que, cuando esta sustancia se une a los hidratos de carbono y el azúcar, se producen pequeñas cantidades de alcohol, que en el caso de estos pacientes, se dispara.
Tras varias investigaciones, Hess ha mejorado su situación con una dieta baja en carbohidratos y azúcar. «Todavía sufro uno o dos episodios al mes», dice Hess, «pero no es para nada tan malo como antes”, ha dicho a la BBC. Aunque sigue teniendo dificultades en su día a día. Actualmente está reclamando una condena por conducir ebrio, a la que intenta justificar con su situación.
Fuente: https://www.telecinco.es