Por Cándida Figuereo
El gato doméstico, de la especie felis catus, no pocas veces ha sido motivo de desconfianza por vivir presto a dar el zarpazo cuando menos se espera a contrapelo del daño que cause a su género y a otras especies.
Para lograrlo urde los más temibles despropósitos y se goza de salir airoso de las “trampas” para enjaularlo a fin de que escarmiente y sirva de ejemplo a todos los felinos que no se ganan el más mínimo afecto por su mañosería.
El problema de este animalito es que no escarmienta. Siempre quieren la mejor tajada, el mayor de los bocados sin importarle el qué dirán.
Es un cuadrúpedo codicioso, insaciable, acaparador, calculador, desarmado. Vive al acecho para hacer de las suyas cuando menos se espera, pero siempre a su favor.
Si los demás cuadrúpedos de su especie tienen poco o nada, le importa un bledo. De ahí que felis catus es un desalmado cuya forma de actuar le merece que le tengan enjaulado. No obstante su extremada “habilidad” da lugar a que acostumbre a escapar de todo intento en su contra.
A pesar de que el gato doméstico se considera más precavido, le gusta confabularse con sus iguales en andanzas y retorna a su guarida como santo en un altar. Pero, ¡vaya a creer!, un zarpazo puede incluso crear muchas vicisitudes.
Es pertinente mantener la distancia con el felis catus porque nada bueno se obtiene con su juntilla y su silencio es peor que cualquier enfermedad. Un simple arañazo de éste puede ser perjudicial. No en vano es motivo de tanta repulsa.
Su rabia es contagiosa por lo que es bueno mantenerlo a distancia como si no existiese, a pesar de que lamentablemente es una especie abundante. Los egipcios consideraban al gato una especie sagrada, pero en estos lares se tiene un concepto distinto de este animalito que a veces se para en dos patas para hurtar lo que no alcanza.
La rabia en este felino es difícil tratar y en los humanos por igual, amén de que generalmente es fatal. Si sospechas que un gato tiene rabia, evita el contacto y llama de inmediato a una autoridad de control animal para ver si puede cambiar la página y entrarlo cintura.
Con un zape gato es posible mantenerse a distancia de este animalito que luce manso a pesar de que no se sacia en su silencio explosivo que a veces “arde”, a veces se “aplaca,” conforme se agiten los vientos de la convivencia humano-animal.