Un disparo causó la muerte de Mark Hudson, un policía de Darby Township, una localidad cercana a Philadelphia que se encontraba fuera de servicio. La investigación consideró pronto como principal sospechosa a la pareja de Hudson, Tyaina Finch, que fue detenida y sometida al preceptivo interrogatorio en dependencias policiales.
En su primera declaración, Finch realizó una sorprendente acusación: el culpable de la muerte de su novio no era otro que su perro. La mujer aseguró que la pistola se disparó de forma «accidental» cuando ella misma trataba de quitársela de la boca a su mascota, informa ‘Sky News‘.
En un cúmulo de fatales casualidades, Hudson se habría cruzado con la trayectoria de la bala que le provocó la muerte.
Ante lo inverosímil de la coartada, que fue considerada «inconsistente» por el fiscal de Distrito Jack Whelan, Tyaina Finch cambió su versión. En una segunda declaración admitió haber sido ella la autora del disparo pero aseguró que había actuado «en defensa propia» después de ser atacada por su compañero sentimental.
El fiscal tampoco da credibilidad a este relato de los hechos y después de describir la relación de la pareja como «tumultuosa» y desvelar que a ese domicilio ya habían acudido agentes por peleas anteriores, aseguro creer que Finch, que se enfrenta a cargos de asesinato con el agravante de asalto, «actuó con específica intención de matar».
