El año pasado, la directora de formación de la empresa cosmética Benefit, Agnieszka Pazdzior, advirtió que “compartir nuestros útiles de maquillaje equivale a hacerlo con el cepillo de dientes. Con ellos podemos transmitir bacterias, herpes y cualquier otra enfermedad de la piel”.
De hecho, según ella “lo más higiénico es siempre utilizar (brochas y pinceles) desechables”, o bien, “lavarlos después de cada uso”, añadiendo que considerando el ritmo de vida actual, lo ideal es “limpiarlas como mucho cada 15 ó 20 días”.
Parece una exageración, pero en realidad no lo es, pues un nuevo caso dejó de manifiesto lo peligroso que puede llegar a ser usar artículos cosméticos ajenos sin tomar las medidas de higiene necesarias.
Se trata de la historia de Jo Gilchrist, una australiana de 27 años, que contrajo una grave enfermedad que la dejó en silla de ruedas tras usar la brocha de maquillaje de una amiga.
Y es que el aplicador -en apariencia inofensivo- estaba infectado con una poderosa bacteria que la otra chica tenía en el rostro.
Gilchrist comenzó a sentir intensos dolores en su espalda e incluso llegó a perder la sensibilidad de la parte inferior de su cuerpo. Tanto así, que llegó un momento en que ni siquiera podía controlar esfínter.
Tras someterse a varios exámenes, los médicos descubrieron que una infección de estafilococos se había apoderado de su columna vertebral.
“Mi amiga tuvo una infección por estafilococos en su cara y yo estuve usando su brocha justo antes. No tenía ni idea de que esto podía suceder. Solía compartir cosas con mis amigas todo el rato. Ella se siente horrible, pero no es su culpa en absoluto”, señaló la joven al diario británico Metro.
Desde que contrajo la infección en febrero, la mujer ha estado internada en el Princess Alexandra Hospital de Brisbane, donde los especialistas están tratando que las bacterias salgan de su cuerpo.
“Comenzó como un pequeño dolor en mi espalda y pensé que era mi mala postura, pero se hacía cada vez peor y peor”, señaló Gilchrist a Daily Mail.
“Tenía un dolor increíble y nada funcionaba. Sinceramente, pensé que iba a morir. El dolor era peor que el del parto”, dijo la mujer que es madre de un niño de 2 años.
Este tipo de bacterias suelen ser inofensivas para algunos, de hecho muchas personas sanas las tienen en su piel o nariz sin desarrollar mayores problemas. Sin embargo, en otros desata infecciones graves en la piel u otras partes del cuerpo.
Puede propagarse a través del contacto directo, las manos, toallas y artículos de aseo personal. El microorganismo puede entrar en el cuerpo a través de heridas, provocando enrojecimiento, granos, hinchazón, sensibilidad o forúnculos.
Los médicos le dijeron a Gilchrist que en su caso, la infección dañó tan severamente su columna que nunca volvería a caminar.
“Pero estoy luchando contra esto con todo lo que tengo y estoy empezando a aprender a caminar de nuevo. Hace dos semanas me dijeron que podría caminar durante una hora o dos al día. Estoy contenta con eso”, expresó.
La joven tendrá que pasar al menos 3 meses más en el hospital antes de ser dada de alta, pues aún se le están administrando antibióticos de alta resistencia para librar su cuerpo de la infección.
“Tuve mucha suerte que fue a mi columna vertebral, si fuera mi cerebro habría muerto y si fuera una de mis extremidades, me habrían amputado”, reveló.
“Me siento como si tuviera una segunda oportunidad en la vida. Todo sucede por una razón”, añadió.
Fuente: BioBioChile