El Gobierno de Venezuela ha roto relaciones diplomáticas con 7 países en diferentes momentos durante la última década; algunas han sido restablecidas con el paso del tiempo, otras permanecen suspendidas, como es el caso de Israel, Venezuela hace unos años rompió relaciones diplomáticas con Colombia. Pero además, con el cierre de los Consulados en Bogotá, Cúcuta y Arauca, dio otros pasos al “congelar” relaciones consulares también, mientras que las Comerciales eran obstaculizadas desde hace mucho tiempo.
En vez de dar respuesta a las serias acusaciones hechas por Colombia en la OEA, se opto por una “fuga hacia adelante” y se creó una crisis, con efectos muy negativos para las poblaciones venezolanas y colombianas, especialmente en la frontera. Antes de dejar la Presidencia de Colombia, Uribe quiso internacionalizar el problema de la tolerancia Bolivariana con las FARC, dando precisiones públicas sobre la presencia de campamentos de las fuerzas terroristas en Venezuela. Lo venía haciendo hace seis años por vía diplomática, sin obtener respuestas concretas.
En octubre de 2012, la cancillería venezolana ordenó al personal diplomático paraguayo abandonar el país en 72 horas. La medida fue tomada en reciprocidad a la decisión del gobierno de Federico Franco, de retirar en julio de 2012 a su embajador en Caracas y declarar persona non grata al embajador venezolano en Asunción, José Javier Arrué De Pablo. La controversia se generó después de que fuese destituido de su cargo el presidente Fernando Lugo, amigo y aliado de Chávez.
Recientemente, la crisis diplomática entre Panamá y Venezuela de 2014 hizo referencia a las divergencias surgidas entre el gobierno venezolano de Nicolás Maduro y el gobierno panameño de Ricardo Martinelli, tras la serie de protestas realizadas por estudiantes y dirigentes opositores venezolanos iniciadas en febrero de ese año, cuando se anunció públicamente el rompimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con Panamá y se acusó a Martinelli de ser un «lacayo rastrero» de Estados Unidos. El rompimiento de relaciones puso al descubierto una serie de irregularidades denunciadas por el gobierno panameño entre ellos una deuda multimillonaria de Venezuela con la Zona Libre de Colón en Panamá, e interferencia del presidente Maduro en el proceso electoral panameño de mayo de 2014, al apoyar al opositor Partido Revolucionario Democrático. Mientras, Panamá realizó acciones para dar voz a la oposición venezolana en la Organización de Estados Americanos (OEA)
En 2015 la atención de la cancillería venezolana se adentro en un nuevo conflicto con EEUU, a raíz de sanciones, visados y el decreto que este último país señalo como su posición frente a las violaciones de derechos humanos e indicadores de corrupción que se registran en Venezuela, situación que el gobierno venezolano convirtió en un nuevo escenario para la edificación del enemigo externo, e iniciar una campaña excesivamente costosa para recolectar firmas que finalmente no cumplieron su función final, la derogación de la orden, y que llevo al seno de la Cumbre de las Américas un debate donde no solo no se encontró un cambio de la política exterior del presidente Obama, sino además se hizo referencia la llamada Declaración de Panamá, firmada por más de 30 ex presidentes iberoamericanos, considerada no poca cosa, debido a la unión de ex autoridades tan diversas en solidaridad con la situación en Venezuela y los denominados presos de conciencia.
Ahora asistimos a un enfrentamiento con España, ante las declaraciones del presidente Rajoy y el Congreso Español sobre respaldar la liberación de los presos políticos y de expresar su inquietud por la grave crisis que tiene Venezuela, nada distinto a lo que han expresado la ONU, la OEA, el Parlamento Europeo, el Vaticano, Barack Obama, Juan Manuel Santos o Dilma Rousseff, entre otros. Hay una expresión mundial de una fuerza política y social que pide la liberación de los presos políticos y que llama la atención de la profunda crisis que vive Venezuela.
Esta nueva arremetida contra España, así como tantas otras en el pasado, solo dejan evidencia del uso irresponsable de nuestra política exterior para fines partidistas, en el intento de opacar las graves deficiencias que atraviesa nuestro país en materia de derechos fundamentales, desarrollo económico y participación ciudadana, aduciendo el llamado a un nacionalismo exacerbado que solo tiene como objetivo el interés de unos pocos frente a las pérdidas de tantos, ojala nuestra diplomacia se ocupara de temas mas trascendentales, como la lucha por El territorio Esequibo, la integración económica en todos los ámbitos posibles, la atracción de inversiones extranjeras, el fomento del turismo internacional, profundizar intercambios culturales y educativos, potenciar avances tecnológicos, entre otros temas, que parecen haber quedado en el olvido en medio de la polarización política interna y en el intento del gobierno de sobrevivir a cualquier costo, sin embargo, tendrá que llegar el momento una vez retorne la democracia, para que los mejores hombres y mujeres pongan todo su talento al servicio de esta nación, que claramente puede dar una mejor cara en el espectro de las relaciones internacionales.
Por Daniel Merchán @Daniel_Merchán en Twitter