En un nuevo hito en la impresión 3D, médicos estadounidenses pudieron salvar las vidas de tres niños con una enfermedad respiratoria fatal gracias a la producción de implantes personalizados que sus cuerpos pudieron absorber.
A tres bebés que estaban al borde de la muerte por una traqueobroncomalacia, un desorden incurable que hace colapsar la tráquea, se les aplicaron unas férulas que les permitieron recuperarse y respirar normalmente, indicó el estudio publicado el miércoles en la revista Science Translational Medicine.
Aunque la técnica aún no ha sido aprobada por reguladores federales en Estados Unidos, estos aparatos personalizados, creados por medio de una impresora 3D, recibieron una excepción médica de emergencia para estos casos particulares y son aún considerados de alto riesgo.
Kaiba Gionfriddo, el primero que recibió el tratamiento, tenía tres meses de nacido cuando fue operado. Ahora es un niño saludable de tres años que va al preescolar, dijeron los investigadores.
Los otros dos niños tenían cinco y 16 meses cuando se les realizó la cirugía. Todavía están bien y no han sufrido complicaciones.
«Es la primera cura para esta condición», dijo el principal autor del estudio, Glenn Green, profesor asociado de pediatría otorrinolaringológica del Hospital de Niños C.S. Mott de la Universidad de Michigan.
Cerca de uno cada 2.000 niños nace con traqueobroncomalacia en todo el mundo, dijo Green. Como no pueden exhalar completamente, la tráquea de los niños es proclive a colapsar y el único tratamiento posible es la sedación y el cuidado intensivo. No obstante, son frecuentes las complicaciones y las infecciones y Green describió la expectativa de vida de estos pequeños como «lúgubre».
Los investigadores usaron tomografías computadas de las vías respiratorias de los niños para crear un implante personalizado, hecho con biomateriales y diseñado para expandirse a medida que crecen.
«Las férulas impresas eran tubos huecos y porosos que pudieron ser cosidos sobre las vías respiratorias afectadas y estaban hechas de policaprolactona, un polímero que se disuelve en el cuerpo sin causar daños», indicó el estudio.
El proceso de diseñar e imprimir el implante tomó entre uno y tres días.
Esta tecnología podría con el tiempo hacer más fácil de tratar los desórdenes poco frecuentes que han sido descuidados por las empresas de equipamientos médicos debido a la alta inversión que implican, dijo el coautor Scott Hollister.
Se espera que comience pronto una prueba clínica sobre 30 niños. En el terreno de la tecnología 3D para la salud, ya se han realizado audífonos, implantes dentales y algunas prótesis.