El mayor acelerador de partículas del mundo empezó el miércoles, con una energía casi duplicada, una nueva fase de experimentos inéditos en busca de la «nueva física» que permita comprender los misterios de la materia y del universo.

A las 10h40 locales (08H40 GMT) el Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) proporcionó sus primeras colisiones de protones a la energía récord de 13 TeV (teraelectronvoltios), tras dos años de estar sometido a trabajos de remodelación y reparaciones.



A esa hora, en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) de Ginebra resonaron los aplausos y se descorcharon botellas de champán.

acelerador



El LHC, situado en un túnel en forma de anillo de 27 kilómetros en la frontera francosuiza, está ahora listo para registrar datos de física con esa energía récord de 13 TeV, casi el doble de la energía de colisión alcanzada en el primer período de explotación, que duró tres años.

En ese primer período, el LHC se utilizó para probar la existencia del Bosón de Higgs, también conocido como la partícula de Dios, que se supone tiene un papel fundamental en el mecanismo que origina la masa de las partículas elementales.

Este descubrimiento le supuso el premio Nobel de Física en 2013 para dos de los científicos que habían lanzado la teoría de la existencia del Bosón.

– El misterio del Universo –

«Ahora pueden empezar las experiencias» declaró este miércoles en directo en internet el director general del CERN, Rolf Heuer, aunque advirtió que no hay que esperar resultados en los próximos meses.

«La primera explotación del LHC (…) que culminó en este descubrimiento excepcional [el Bosón de Higgs] en julio de 2012, sólo fue el principio del viaje. ¡Ha llegado ahora la hora de la nueva física! Los primeros datos empiezan a llegar. Veamos qué revelarán sobre la forma en que funciona nuestro Universo» aseguró.

En los tres próximos años el LHC intentará obtener datos para comprender los misterios de la materia, con esa nueva energía casi duplicada.

Según el CERN «la reanudación de la adquisición de datos marca el inicio de la Temporada 2 del LHC, y abrirá perspectivas en territorios inexplorados de la física».

Estas próximas semanas los científicos empezarán a registrar los datos de las colisiones a energías inéditas. Hasta 1.000 millones de colisiones se producirán cada segundo, generando avalanchas de partículas en los detectores.

En cada segundo de funcionamiento del LHC y de sus experiencias, varios gigaoctetos de datos llegarán al centro de cálculo del CERN para ser almacenados, seleccionados y compartidos con los físicos de todo el mundo.

A una profundidad de 100 metros bajo tierra, a lo largo del anillo del LHC, se hallan cuatro «experiencias» —cuatro detectores encargados de escrutar las colisiones que luego los científicos deberán analizar— del tamaño de un inmueble.

Dos de estos detectores, Atlas y CMS, son polivalentes y están concebidos para explorar toda una gama de fenómenos de física, desde el bosón de Higgs hasta la materia oscura.

Por su parte, la experiencia Alice se especializa en el plasma ‘quark-gluon’, un estado de la materia que existe a densidades o temperaturas muy elevadas y que los expertos creen que habría existido instantes después del Big Bang.

El cuarto el detector, llamado LHCb, intenta comprender las diferencias entre materia y antimateria, analizando algunos quarks (partículas elementales).

«Intentamos hallar una brecha» en la teoría del «modelo estándar», la teoría que integra los conocimientos actuales sobre las partículas y las fuerzas fundamentales, explica Pauline Gagnon, investigadora del CERN.

«Es una buena base, pero este modelo solamente explica la punta del iceberg» subraya. «No dice nada, por ejemplo, sobre la materia oscura, que no se ve pues no emite luz, pero que representa el 27% del contenido del Universo», ilustra Gagnon.