París, Francia. La «adicción» de los países del G7 al carbón podría costar al mundo «450.000 millones de dólares anuales» antes de 2100 y agravar el hambre en el mundo a causa de las consecuencias desastrosas en las cosechas, advirtió el sábado la oenegé Oxfam.

«Cada central eléctrica de carbón puede considerarse como un arma de destrucción del clima que intensifica las condiciones meteorológicas cambiantes, con consecuencias desastrosas en las cosechas; aumenta el alza de los precios de los alimentos; y, a fin de cuentas, aumenta el número de personas hambrientas», subraya esta oenegé en un informe publicado la víspera de una reunión del G7 en Alemania.



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«La adicción del G7 al carbón aumenta el impacto en África y en otras regiones en desarrollo. Los y las dirigentes del G7 deben ahora tomar consciencia de que sus políticas energéticas agravan el hambre en el mundo», subraya Oxfam en su informe titulado «¡Que coman ellos carbón!».



Las centrales eléctricas de carbón activas en los países del G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido e Italia) podrían «costar al mundo 450.000 millones de dólares antes de finales de siglo».

«La contribución del G7 al calentamiento global costará, sólo en África, más de 43.000 millones de dólares anuales antes de la década de 2080 y 84.000 millones de aquí a 2100», afirma el informe.

Los 84.000 millones representan 60 veces más el monto de ayuda a la agricultura y a la producción agrícola que África recibe actualmente del G7, precisa Oxfam, que insta a los siete países más industrializados del mundo a «privilegiar las energías renovables».

La oenegé urge también a los países del G7 a confirmar el compromiso de los países del Norte en el pago de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020 para ayudar a los países en vías de desarrollo a luchar contra el cambio climático.