Inhibidores de la bomba de protones. Para el público inexperto, su denominación podría sugerir algún tipo de maquinaria industrial, piezas de repuesto para coches o departamentos de centrales nucleares. Pero no. Bajo este nombre tan poco atractivo se esconde un medicamento para aliviar las molestias provocadas por la producción de ácidos gástricos muy consumido a nivel mundial.
Más conocido como omeprazol, este bloqueador de secreciones estomacales ha visto aumentada su ingesta en España más del 500% –según los datos recogidos por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios– con el consiguiente peligro que ello conlleva: puede convertirse en una auténtica ’bomba’ para el corazón.
Con una cifra de 113 millones de dosis prescritas al año, el omeprazol y otros medicamentos similares para combatir el reflujo se asocia a un mayor riesgo de infarto, según una investigación publicada en PloS ONE. Expertos de la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han llegado a esta conclusión después de haber estudiado los casos clínicos de 2,9 millones de pacientes.
Tras comparar a un grupo de enfermos a los que administraron inhibidores de la bomba de protones con otro al que se les dio bloqueadores de H2 (otro tipo de medicamento contra el reflujo), la incidencia de infartos aumentó de un 16 a un 21% entre las personas que ingirieron el tratamiento del primer tipo.
A pesar de que el autor principal del estudio –Nigam H. Shah– afirma que los datos demuestran una clara vinculación entre el consumo de estos medicamentos y el riesgo de infarto, se muestra cauto y espera poder ampliar su investigación a un grupo mayor de pacientes. La razón de que el omeprazol favorezca la necrosis del corazón es que reduce los niveles de óxido nítrico – el componente que recubre las paredes de los vasos sanguíneos– en las células, lo que provocaría el estrechamiento de los vasos. Datos alarmantes a nivel mundial, incluida España, donde entre un 8,5 y un 10% de la población lo toma a diario.
Además de este tipo de problemas coronarios, el consumo de omeprazol y otros parecidos también está asociado a un déficit vitamínico que puede tener graves consecuencias incluso a nivel neurológico si no se trata a tiempo. Otros estudios relacionan los inhibidores de la bomba de protones con una disminución de la masa ósea, con el consiguiente riesgo de fracturas que ello conlleva para los pacientes. Infecciones intestinales y trastornos del sistema excretor han encontrado también un perfecto aliado en el omeprazol.
Fuente: https://www.elconfidencial.com