Opinión de Pamela Gómez
Hace unos días escribí en mi cuenta de Facebook sobre la reacción festiva de algunas personas sobre la deportación de haitianos indocumentados que permanecen en el territorio dominicano, molesta por entender no estaban sintiendo empatía ni viendo la situación desde el punto de vista humano, que ellos al igual que nosotros somos personas iguales sin importar la diferencia de idioma , creencia, del lado de la isla que se nació, pero sobre todo la diferencia de tonos de negro que podamos tener, porque sí, todos al final venimos del mismo tronco africano mezclado con español o francés (pero eso ya es otra historia).
Si tuviera que volver a escribir sobre el tema diría exactamente lo mismo, porque espero siempre sentirlo así, pero hoy debo escribir sobre otra parte de la historia y que me afecta no como humana, sino como una ciudadana dominicana que se encuentra profundamente enamorada de su país.
Decir que odiamos a los haitianos, que estamos violando las leyes migratorias y mil cosas más, me parecen absurdas y carentes de sentido, porque es haitiano el que cuida muchos de los edificios donde vivimos con nuestros hijos, es haitiano el del coco que compramos en la calle, es haitiano el que ayuda en la finca de mi familia, es haitiano el que vende las frutas con que desayuno y puede que exista más de un caso donde sea haitiana a quien alguien le deja el cuidado de sus hijos y casa; ¿odiar? No lo creo.
Recuerdo que la primera vez que doné sangre fue luego del terremoto que dejó en ruinas a Haití, no lo pensé 2 veces como tampoco lo hicieron todos mis amigos que fueron a la Cruz Roja a dejar parte de su vida –la sangre es vida- para que un desconocido vecino haitiano tenga la oportunidad de vivir, ¿se hace esto por alguien a quien se odia? Sigo sin creerlo.
Leí sobre que estamos haciendo una limpieza étnica, que nos parecemos a la Alemania Nazi, que estamos despojando de nacionalidad a dominicanos y enviándolos a Haití (que por cierto no los quiere recibir). Les informo no estamos limpiando nada, estamos haciendo lo que hacen todos los países del mundo: creando y haciendo cumplir las leyes migratorias. No somos los primeros en deportar y tampoco seremos los últimos, pero ¿Por qué causa tanto alboroto lo que hace esta media isla? ¡No lo sé!
Impotencia es la palabra que siento al ver como algunos países y dominicanos en el extranjero nos critican, sin conocer todos los hechos pero en especial sin nunca haber donado un dólar o euro para Haití, sin las potencias ofrecer sus países para que los haitianos vayan, sin ver la cantidad de haitianos que estudian en nuestras escuelas y van a nuestros hospitales sin que se le exija ningún documento o seguro médico como lo hacen en otros países, somos un país pobre y nos hemos echado a cuestas un país más pobre que nosotros, pero ya no podemos y necesitamos crear reglas –leyes- antes de que esto se nos termine de salir de las manos.
Estados Unidos da la nacionalidad a todos los niños nacidos en su territorio sin importar el status migratorio de sus padres, en República Dominicana no es el caso, son dominicanos todos los hijos de padres dominicos, por otro lado la nacionalidad dominicana puede ser adquirida por “todas las personas que nacieren en el territorio de la República, con excepción de los hijos legítimos de los extranjeros residentes en el país en representación diplomática o los que estén de tránsito en él«. Aclarando que los extranjeros en tránsito son los que no tienen una residencia legal en el país, puede confundir el termino «extranjero de transito« con turistas pero estos últimos en realidad son un «extranjero transeúnte«.
Con estos datos creo debería quedar claro que no estamos despojando a nadie de su nacionalidad porque legalmente no son dominicanos, ¿que si es injusto alguien que nunca haya vivido en Haití por un asunto legal tenga que irse? Si, muy injusto pero aparte de que la ley y la justicia no son lo mismo, la Constitución haitiana dice que son haitianos los hijos de haitianos nacidos dentro y fuera del territorio, por lo que estos ciudadanos en cuestión son haitianos y aunque regresan a un país en el que no han vivido antes, están en su país.
Patria es para mí una de las palabras más hermosas del mundo, ese sentimiento de pertenecer a un lugar, a una cultura, ese sabor a pertenencia se compara con pocas cosas, es por eso que tuve que escribir esto, porque ya no es un tema controversial causado por desinformación, es un tema que nos daña como país y a mi este país me duele.
Hay un país en el mundo… llamado República Dominicana y es el mío, lleno de gente hospitalaria, humana, divertida y con la sonrisa más bella del universo.