Por Michela Guarente (ve.emedemujer.com)
Quiero dedicarme a comentarles algunos datos sobre ésta archiconocida práctica, que seguro muchas hacen, pocas cuentan y que, curiosamente, no recuerdo ninguna frase o palabra en lenguaje coloquial que la describa cuando las mujeres somos las protagonistas. ¿Ustedes si?
Recorrer tu cuerpo genera múltiples beneficios para la salud sexual, comenzando por el autoconocimiento, la conexión con la intimidad y el descubrimiento de zonas erógenas. Permite dibujar tu mapa erótico, brindando pistas para empoderarte con tu propio placer y cuando decidas estar con alguien, hasta podrás convertirte en una maestra que muestre técnicas efectivas a tu pareja sexual sobre cómo hacerte vibrar.
La masturbación ayuda también a fortalecer el suelo pélvico y combinado con ejercicios de Kegel, puedes prevenir incontinencia urinaria.
Si comienzas a explorarte no tienes que ir directamente al genital, puedes comenzar en momentos de intimidad como el baño o en tus ratos de soledad. Poco a poco y sin guión, acaricia tu cuerpo y nota cuáles movimientos y en cuáles lugares te gusta más. Un par de sugerencias prácticas para esto: puerta cerrada con llave para evitar visitas inesperadas y si tu práctica es manual, olvida anillos y con uñitas cortas para que la exploración, si se torna furtiva, no produzca daños en tu interior.
Los ayudantes sexuales, con o sin vibración también son instrumentos para el placer. Más grande no es mejor.. o no para todas. Si estás comenzando, busca orientación o mira la descripción del juguete para que decidas cual se parece a ti.
Si tienes pareja, no tienes que anular esta práctica de tu repertorio. Me parece que los chicos gozan tocándose y por el contrario, las chicas descartan la mastrurbación, por algún mito o error de concepto. Sin duda es una alternativa cuando la frecuencia sexual no coincide. O cuando tu pareja está de viaje, o simplemente se durmió primero que tú.
Poder explorarte, reconocerte y percibirte como persona capaz de producir y recibir placer, sin duda es gratificante. Apóyate en todos los recursos que puedan ayudar a descubrirte: fantasías, olores, pornografía, literatura erótica, en fin.. Disfruta de tu cuerpo porque sólo tú eres responsable de tu placer.