BERLÍN/REDACCIÓN/ORO NEGRO .- Alemania sigue reduciendo su fuerte dependencia del carbón, el talón de Aquiles de su flamante plan verde, una apuesta decidida por las energías verdes con la que pretende decir adiós de forma progresiva las fuentes de energía contaminantes, hasta abandonarlas por completo.

planta nuclear



Desde que decidieran cerrar las nucleares en su famoso apagón, concretamente tras el accidente nipón sufrido en la central de Fukushima a consecuencia del tsunami del 2011, los avances han sido espectaculares. Ahora, con la vista puesta en sus próximos objetivos sobre el cambio climático para 2020, han decidido cerrar unas cinco plantas de carbón.

Objetivos climáticos para 2020



Si el apagón significaba establecer un plan para acabar con todas las centrales nucleares y aumentar las inversiones en energías limpias, sobre todo en eólica y solar, también se contemplaba aguantar las polucionadoras centrales de carbón para producir electricidad.

Pero, a su vez, sus días estaban contados, y así esá siendo, aunque sigue dependiéndose del carbón en gran medida, cada vez menos, sin embargo. En este sentido, lo mismo ocurre en Beijing, pues pretende cerrar sus principales plantas de carbón para el año 2016.

Aprovechando que tiene superávit de kilovatios hora (está importándola a países vecinos), Alemania ha optado por no aprobar un impuesto del carbón y cerrar unas cinco plantas de carbón de 2,7GW de capacidad para así poder alcanzar sus objetivos climáticos para 2020, lo que supondrá reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) un 40 por ciento con respecto a 1990.

Sin embargo, los cabos están bien atados, pues se establece una “reserva de capacidad” por la que las utilities podrían hacer funcionar dichas plantas en caso de haber peligro de cortes de electricidad.

Un referente mundial

Todavía no se sabe cuántas plantas se cerrarán ni dónde pero de lo que no cabe duda es de que Alemania es un referente mundial en energías verdes, tanto por su apagón nuclear como por su intención de reducir las emisiones de carbono un 40 por ciento en el año 2020.

Además, si todo sale según lo previsto, para 2050 el 80 por ciento de la electricidad procederá de fuentes ecológicas. Sus objetivos son muy ambiciosos, pero van cumpliéndose religiosamente, sobre todo porque son inversiores millonarios y los ciudadanos quienes están costeándolo.

En concreto, éstos están haciendo un importante esfuerzo económico a golpe de impuestos y, por otra parte, se siguen programas de doble sentido, que incluyen tanto de abandono de las fuentes de energía más contaminantes como brutales inversiones en energías renovables.

Reducir el número de plantas que queman carbón para poder cumplir los objetivos verdes del país ha sido un lujo que han podido permitirse gracias a ese esfuerzo que, como se ha mencionado, derivó en un superávit de energía.

Un futuro eólico y sin nucleares

Apostar por un futuro bajo en carbono significa apostar por una Alemania energéticamente renovable, y la eólica está actuando de locomotora.

El objetivo es conseguir que la energía fotovoltaica y, sobre todo la eólica, permitan prescindir por completo de la energía nuclear. En concreto, se espera que en el 2030 los parques de energía eólica terrestres y marinos produzcan lo necesario para poder eliminar las nucleares que todavía están abiertas.

En el 2022 se espera poder culminar el trabajo y, finalmente, hacer realidad el tan ansiado apagón. Está siendo una carrera contra reloj, y de lograrlo el país habrá sido capaz de cerrar sus centrales nucleares en solo una década.

El calendario es tan exacto que se prevé cerrar la última central nuclear el mismo 2022 y, en el otro lado, se espera que las energías limpias, fundamentalmente la solar, eólica, hidráulica y biomasa, generen el 35 por ciento en 2020 y un espectacular 80 por ciento en 2050. Con información de EcologíaVerde.com

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