Santo Domingo. La República Dominicana se ha convertido en un campo de batalla donde la delincuencia tiene ventaja, los sucesos ocurridos durante las últimas semanas vienen a corroborar lo que hace tiempo se venía avisando, los desaprensivos tomaron el control causando un estado de pánico tan severo que salimos de nuestros hogares con el temor de no volver.
Atracos en los aeropuertos, en las carreteras, los centros comerciales, en la parte alta de la ciudad de Santo Domingo, asaltan las guaguas del transporte público, en las iglesias, asaltan hasta familias completas en sus hogares, no existe rincón donde no se cometan delitos de esta naturaleza en la que muchos dominicanos pierden la vida a diario.
Nos mienten quienes en campaña prometieron luchar contra este flagelo, muy por el contrario, este tema de la delincuencia está fuera de la agenda electoral, lo que significa que no existe voluntad para dar un cambio drástico a este infierno que vivimos, no se puede vivir con tanto temor eso nos hace daño.
Por eso no criticamos a quienes se marchan del país con intenciones de no regresar, prefiriendo incluso hasta la ilegalidad con tal de conseguir acceso a sus necesidades básicas como salud, seguridad ciudadana, educación y una alimentación digna.
La situación no se resolverá cambiando al actual jefe de la Policía Nacional, tampoco reformando esa institución dejando a las mismas cabezas al frente, se resuelve aplicando leyes más severas, preparando a los jóvenes, creando nuevas fuentes de empleo, dando el chance para que los salen de las cárceles puedan reintegrarse.
Honestamente no entiendo como un presidente puede ser tan popular sin resolver uno de las preocupaciones más importantes de su país, que dicho sea de paso sale siempre reflejado en las encuestas que a él le favorecen.