Estados Unidos anunció este viernes que considerará una gama de opciones en colaboración con países americanos para aplicar presión al gobierno de Venezuela, tras la condena a casi 14 años de cárcel al líder opositor venezolano Leopoldo López.
«Ciertamente vamos a considerar una gama de opciones mientras trabajamos con otros países del Hemisferio Occidental para aplicar presión al gobierno venezolano», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
Washington buscará «asegurar que otros países del hemisferio prioricen no solo el respeto, sino incluso la protección de los derechos humanos básicos de los ciudadanos», añadió Earnest, durante su conferencia de prensa diaria.
Esas medidas son evaluadas luego que el gobierno del presidente Barack Obama ordenara en marzo sanciones contra altos funcionarios venezolanos señalados de supuestas violaciones a los derechos humanos.
Para las autoridades estadounidenses, las sanciones -bloqueo de cuentas en ese país y prohibición de entrada a siete altos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro-, funcionaron.
«Pienso, basado en la reacción que vimos del gobierno venezolano, que esas sanciones han tenido éxito en aplicar presión a los líderes de ese país», señaló Earnest.
López, de 44 años y economista con una maestría en Harvard, deberá purgar la pena de 13 años, nueve meses y siete de días en la prisión militar de Ramo Verde, donde permanece detenido desde el 18 de febrero de 2014 cuando se entregó a las autoridades.
El fundador del partido de centroderecha Voluntad Popular fue acusado de «daños e incendio, instigación pública y asociación para delinquir», durante las manifestaciones callejeras que impulsó contra Maduro, y que dejaron 43 muertos y cientos de heridos entre febrero y mayo de 2014.
Son «acusaciones políticamente motivadas», denunció Earnest, quien instó al gobierno de Venezuela a liberar a López y «todos los prisioneros políticos injustamente detenidos».
«Los problemas de Venezuela no se pueden resolver criminalizando el disenso», añadió.
El secretario de Estado, John Kerry, también repudió la sentencia contra López, señalando en un comunicado que Estados Unidos está «profundamente perturbado» y expresando preocupación por lo que llamó el uso de la justicia para «castigar» a disidentes en Venezuela.
Pero el Departamento de Estado reiteró que mantendrá el diálogo con Caracas para mejorar las relaciones entre los dos países, sin embajadores desde 2010.
«Vamos a seguir trabajando en esta relación, que es complicada, y no siempre será fácil, y habrá momentos en que estemos en desacuerdo», dijo este viernes el portavoz, John Kirby.
«Lo más importante, particularmente cuando no estás de acuerdo con una nación con la que intentas mejorar relaciones es hablar al respecto abierta y libremente», añadió.