Por la doctora Biaris para Ensegundos.do
Con mucha frecuencia se me han acercado padres con la preocupación de que (según su criterio o el “diagnostico” de vecinos y familiares) sus hijos padecen “hiperactividad” el argumento que sustenta su inquietud es casi siempre el que su hijo se mueve mucho o es muy inquieto.
He notado desde hace ya unos años la popularización de la aplicación incorrecta del término HIPERACTIVO, el cual si vamos a su significado etimológico “hypér” (exceso, superioridad) y “activitas” (acción) podemos notar que hace alusión a una actividad excesiva.
Para aclarar algunas de sus dudas el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es un síndrome conductual caracterizado por inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas.
Al momento de consultarme, por lo general la primera pregunta que les hago a las madres es: “¿Por casualidad era usted o su esposo travieso en la infancia?” esto debido a que existen evidencias que sugieren que debido a la carga genética un niño puede mostrar características en el comportamiento muy similares a la de sus padres, no obstante los factores hereditarios no son definitivos o concluyentes al momento de evaluar un niño, pues deberán cumplirse otros criterios al momento de determinar el diagnostico por el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
Es importante destacar que las causas de este trastorno aun no han sido identificadas concluyentemente, pero estudios lo atribuyen a causas multifactoriales que incluyen factores genéticos en combinación con factores ambientales.
Este trastorno es una de las causas más frecuentes de problemas escolares y sociales en la niñez, inicia en la infancia y puede continuar manifestándose hasta la edad adulta. Es el trastorno de la conducta mas diagnosticado en las consultas realizadas a niños representado entre el 20% y 40% de las consultas psiquiátricas, siendo más frecuente en varones que en hembras y llega a afectar entre el 8% y 10% de los niños en edad escolar.
Generalmente su diagnostico efectivo se realiza en edad escolar e implica una evaluación completa del niño para identificar oportunamente manifestaciones sintomáticas tales como:
- El actuar sin pensar
- Impulsividad
- Problemas de concentración
- Dificultad para completar tareas
- Dificultad para prestar atención
- Dificultad para atender los detalles
- Incapacidad de escuchar correctamente
- Incapacidad de organizar tareas
- Imposibilidad para permanecer sentados
- Inquietud motriz excesiva y constante
- Discurso excesivo
- Rehuir realizar tareas que les exija concentración
- Realización simultanea de diversas tareas sin completar ninguna
- Dificultad para esperar (Impaciencia)
- Cambios en el estado de animo
- Cambios en las actitudes
- Problemas de autoestima
- Dificultad para relacionarse con otros niños
Es importante que si usted identifica alguno de estos síntomas en su hijo contacte inmediatamente a un especialista de la salud mental pues el diagnóstico oportuno favorece el desarrollo del niño y un mejor funcionamiento familiar, para que haya una terapéutica efectiva es necesario vincular a los especialistas de la salud mental y neurólogos con los padres y maestros. En la mayoría de los casos es necesario el tratamiento farmacológico y terapias conductuales.
Es imprescindible que los padres entiendan que este trastorno no es el resultado de una educación inadecuada y tengan en cuenta que la infancia es la etapa donde hay una mayor estructuración fisiológica y emocional, en la que se crearán las capacidades y competencias que constituirán los pilares del desarrollo y establecerán el cimiento del futuro del niño. Es precisamente en este periodo de vida que el niño necesita que se le ofrezca un ambiente apropiado para crecer, el merece un entorno lleno de afecto, armonía, felicidad y paz espiritual que favorezca la construcción de una adultez sana y productiva.
Dra. Biaris, MD Psiquiatra
Terapeuta Familiar y de Pareja – Adicciones Químicas
Schizophrenia Research Unit (Albert Einstein College Of Medicine)
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