Todo comenzó cuando un matrimonio le compró una muñeca a su hija como regalo de Navidad, aparentemente no tenía nada especial y tampoco parecía tener una historia. La pequeña quería mucho a su muñeca, y al igual que cualquier niña de su edad, jugaba constantemente con su nueva «amiga». Llegó un momento que la niña creció dejándola completamente abandonada. Finalmente, la hija se fue de casa y los padres en lugar de tirar los juguetes y los recuerdos de la infancia decidieron guardarlos en el ático.
La muñeca que durante tanto tiempo compartió la vida de la pequeña fue especialmente guardada en una caja. Pasados unos once años, la familia decidió hacer una limpieza a fondo del ático, cuando encontraron la caja de la vieja muñeca el terror se apoderó de los que estaban allí presentes.
Vieron como la muñeca estaba arrugada, envejecida, como si se tratara de una persona de edad muy avanzada; tenía los brazos rígidos y momificados, además de arrugas claramente visibles en todo su cuerpo. Nadie se podía creer lo que estaban viendo.
Inexplicablemente la muñeca había envejecido de la misma forma que lo puede hacer un ser humano, aunque lo que más inquietó a la familia fueron sus ojos, como si mostraran un ser, una presencia, una sabiduría… un espíritu en su interior.
La familia aterrizada dio la muñeca a uno conocidos, que, a su vez, la vendió a otras personas por una gran cantidad de dinero. Nadie sabe lo qué pasó después de eso, y la fotografía justo antes de que la familia se deshiciera de la muñeca, es la última evidencia de su existencia.
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