Santo Domingo. La República Dominicana está viviendo momentos históricos en materia de justicia, paradójicamente la impunidad está ganando la batalla, pero ganan la contienda quienes tienen dinero para manejarse en este podrido sistema judicial.
Toda la sociedad está consternada ante el acuerdo al que arribó la fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reinoso con el confeso falsificador de medicamentos José del Carmen Cruz.
Al falsificador que puso la vida en riesgo de miles de dominicanos, que a fin de cuentas nadie sabe cuántos murieron por sus acciones delictivas le devolvieron gran parte de todos sus bienes, además de suspender la condena de 10 años en prisión alegando que el imputado parece de problemas renales.
El Procurador general de la República Dominicana, Francisco Domínguez Brito destacó que este es el primer caso de falsificación de medicamentos donde el Ministerio Público incauta tantos millones, producto del lavado y que “No eran medicamentos falsos, sino que se le cambiaban la etiqueta”. Pero que maldita justificación esta para apañar una acción desastrosa en materia judicial, tan dañino es tomar un medicamento adulterado como usar una sustancia por equivocación porque no corresponde a lo que indica la etiqueta.
Falsificar medicamentos o adulterar etiquetas como ahora lo quieren denominar es un acto delictivo que conlleva en algunos países hasta la ejecución de quienes cometen esta desgracia que pone en riesgo la vida de los demás. Este es el colmo del descaro que el procurador justifique un acuerdo de esa naturaleza. ¿A dónde vamos a llegar?
“La fiscalía actuó bien, yo respaldo el trabajo de la fiscal Yeni Berenice Reynoso porque actuó conforme a la ley y a los procedimientos. Ese acuerdo no es reversible porque además hay una sentencia”, acotó el Procurador en una publicación que reseña el periódico Listín Diario la mañana de hoy.
¿Hasta cuándo seguiremos aguantando? ¿No existe un tope?