La trágica y oculta vida de Rosemary Kennedy, la hermana del presidente John F. Kennedy y la hija mayor del matrimonio de Boston que engendraría a una de las mayores dinastías políticas de los EE.UU., revive hoy en un nuevo libro: “Rosemary, the Hidden Kennedy Daugthter”, de Kate Clifford Larson.
Rosemary además de hermosa era la hija discapacitada de los Kennedy. La tercera de nueve hijos. Una complicación en el parto había sido la causa de un impedimento intelectual que la familia intentaba disfrazar ante el ojo público. Rose sufría continuos cambios de humor, ataques incontrolables de ira y berrinches. Pero con todo, su vida social era activa. Y fue presentada en sociedad con una belleza que la distinguía.
Rose o Rosie Kennedy nació en 1918. Sus hermanos mayores Joe Jr. y Jack habían nacido en perfectas condiciones en el hogar familiar. Pero con Rose, el obstetra se demoró. La enfermera decidió esperar al médico en vez de avanzar con el parto. Le pidió a la madre que cerrará las piernas y retuviera al bebé. Así fue durante dos horas. Y la falta de oxígeno hizo estragos en el bebé.
De niña, y en comparación con sus hermanos, a Rose todo le costó más. Le costó aprender a leer y escribir, no podía seguirle el ritmo a sus atléticos hermanos. Y a los once fue enviada a una escuela pupila para chicos discapacitados. A partir de entonces pasó de colegio en colegio porque los maestros no sabían cómo lidiar con ella o porque sus padres creían que un cambio de ambiente la favorecería.
La vida pública de Rose transcurría entre colegios exclusivos, viajes por el mundo, hasta fue presentada ante la Reina de Inglaterra en Buckingham Palace, pero el secreto de su discapacidad seguía allí.
Según el libro de Larson, que se basa en los diarios y la correspondencia de Rosemary, en las cartas del colegio y de los médicos y en entrevistas exclusivas con la familia, las cosas se complicaron cuando la joven llegó a sus 20. Se convirtió en una joven intratable y violenta, cada vez más. Joseph y Rose Kennedy, sus padres, tejieron toda una suerte de arreglos para mantenerla alejada, hasta que su padre tomó una decisión que resultaría ser la peor de todas.
A los 23 años, Rosemary Kennedy fue lobotomizada. Se suponía que el tratamiento sería un éxito, la convertiría en una mujer tan brillante como el resto del clan. Era la solución a todos los problemas.
Larson, según una nota The New York Times, describe el orgullo desmedido y la ambición de unos padres sumidos en el conflicto, que cuidaban a su hija pero temían sus limitaciones. Si la discapacidad de su hija llegaba al público destruiría la brillante carrera de sus hijos.
Qué pasaría si su hija que solía deambular de noche era violada o abusada. No había lugar para un escándalo semejante en la familia Kennedy. Incapaz de reconocer que algo realmente malo le pasara a su propia carne y sangre, la pareja decidió someter a su hija al brutal tratamiento que la dejaría severamente debilitada durante el resto de su vida. Porque nada resultó como se esperaba.
La Asociación Médica Americana había advertido al matrimonio que la lobotomía prefrontal era una práctica riesgosa. Aún así, en noviembre de 1941, en el Hospital de la Universidad de George Washington, una Rosemary totalmente despierta seguía las indicaciones del médico que le pedía que recite historias y canciones mientras le perforaba dos orificios en la cabeza y cortaba terminaciones nerviosas en su cerebro, hasta que ella empezó a decir incoherencias y finalmente cayó.
Rose quedó con la edad mental de un niño de tres años, totalmente discapacitada, no podía caminar, presentaba torpeza al hablar y tenía incontinencia.
Rosemary con sus 23 años fue ingresada por primera vez en un hospital psiquiátrico privado, Craig House, al norte de Nueva York, donde permanecería hasta 1949. A partir de esta fecha fue trasladada a St. Coletta, en Jefferson, Wisconsin, donde sus padres la abandonaron. Ninguno de sus hermanos se enteró de nada. Recién en 1961, su madre les reveló la verdad.
Después de 20 años de estar recluida en Wisconsin, su hermano JFK la visitó por primera vez. Sólo entonces, sus hermanos comprendieron lo que le había ocurrido a Rose y la traían a casa a visitar a la familia.
Entender la gravedad del cuadro inspiró de alguna manera a los Kennedy para dirigir una directa atención a la lucha de los discapacitados en EE.UU., y transformaron la vida de millones de personas.
Eunice Kennedy Shriver se hizo cargo de su hermana y se convirtió en una de las fundadoras de las Olimpíadas Especiales.
Rosemary murió por causas naturales a los 86 años, en 2005. Fue la primera de los hermanos en morir naturalmente y no de manera trágica. La acompañaban en su final Ted, Jean, Eunice y Patricia. Hoy descansa en el cementerio de Brookline Holyhood.
Fuente: https://www.clarin.com