El ejercicio es una de las medicinas más poderosas, y está ampliamente proba-do que produce una serie de respuestas fisiológicas que tiene efectos positivos para prevenir enfermedades metabólicas crónicas, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La actividad física prescrita por los médicos ha ido en aumento en la misma medida en que el estilo de vida de las personas se ha vuelto sedentario.
Pese a que la inactividad es vista como un factor de riesgo para algunas dolencias modernas, no todos logran acostumbrarse a este hábito o no pueden hacerlo por motivos de salud. Por eso, desde 2004, los científicos están tratando de encapsular sus beneficios en una pastilla. Hasta hace poco el sueño parecía lejano pero dos recientes estudios lo acercaron.
El primero de ellos, publicado en la revista Trends in Pharmacological Science, señala que gracias a los avances científicos en este campo hoy se conoce mejor el metabolismo del ejercicio, lo cual ayudará a desarrollar terapias farmacológicas capaces de producir los mismos efectos. Ismail Laher, autor del trabajo, indica que muchos de estos compuestos, que ya están probando en animales, han mostrado efectos en la transformación de la fibra muscular, la creación de nuevas mitocondrias en las células, la formación de nuevos vasos capilares y el incremento de la capacidad de ejercicio, entre otros.
El otro trabajo, publicado en la revista Cell Metabolism, consistió en hacer una biopsia de los músculos de diez hombres sanos que hicieron entrenamiento físico extenuante durante diez minutos. Luego de analizar las muestras, expertos de la Universidad de Sidney, Australia, detectaron más de 1.000 cambios moleculares en el tejido muscular. Este hallazgo abre una puerta para desarrollar fármacos que imiten esos efectos. “Siempre hemos sospechado que el ejercicio causa una complicada serie de cambios en el músculo. Esta es la primera vez que logramos hacer un mapa de lo que realmente sucede”, dice Nolan Hoffman, uno de los autores del trabajo.
La mala noticia es que la píldora no reemplazará el ejercicio del todo. Como se sabe, la actividad física además de fortalecer los músculos tiene un efecto antiinflamatorio y un impacto en los pulmones y el corazón, así como en el peso. Incluso repercute en la salud mental de las personas, pues cuando se practica el cerebro emite endorfinas, neurotransmisores que se asocian a estados de felicidad. Pretender abarcar todos esos efectos en una píldora sería una misión imposible.
Por ahora, los científicos se están concentrando solo en los cambios que el ejercicio produce en la musculatura, concretamente cuanto la fortalece y tonifica. “Pero no va a transformar a un sedentario en Arnold Schwarzenegger”, dice Laher, profesor del departamento de Anestesiología, Farmacología y Terapéutica de la Universidad de British Columbia en Canadá. Los más beneficiados con este desarrollo serían quienes por algún motivo no pueden moverse, como las víctimas de derrames cerebrales, traumas en su columna vertebral o parálisis. Laher señala que es necesario realizar más estudios. “Todos están buscando la pastilla pero todavía no la tenemos”, dice. Por eso, los perezosos tendrán que esperar un poco más para gozar de estos beneficios sin sudar ni una gota.
Fuente: Semana.com