Romántico empedernido y personaje excéntrico, el «rey» Roberto Carlos llega a los Grammy Latinos del jueves como personalidad del año, un honor que se ganó con una lírica apasionada que cruzó las fronteras de Brasil y conquistó el mundo de la música popular.
Con himnos como «Cama y Mesa», «Quiero tener un millón de amigos», «Jesucristo», «Cóncavo y Convexo» o «Detalles», cosechó un éxito sin precedentes para un artista brasileño: ganó un Grammy en 1988 como mejor intérprete pop latino y otras cuatro estatuillas de su edición latina, además del premio a la Excelencia Musical que le concedió en 2004 la Academia Latina de la Grabación.
Son más de 100 millones de discos vendidos en todo el mundo en más de medio siglo de carrera, y los conciertos no paran de llenarse y los discos de venderse. Su reinado se hace más fuerte en cada presentación.
Una voz melosa puesta al servicio de frases como «quiero ser la toalla que deslizas por tu piel mojada» convirtieron a Roberto Carlos Braga, hoy con 74 años, en un autor de cabecera para los románticos en portugués o en español, un mercado al que entró como ningún otro artista brasileño.
Obsesivo
Nació en la pequeña ciudad de Cachoeiro de Itapemirim, en el estado de Espíritu Santo (sudeste), el 19 de abril de 1941. Hoy vive en el acomodado barrio de Urca en Rio de Janeiro, una ciudad a la que llegó muy joven, sin contactos ni amigos, a fines de los años 50.
Intentó abrirse un espacio en la bossa nova, esa mezcla de samba y jazz que nacía por esos años en la zona sur de la ‘cidade maravilhosa’. Fue también el líder de la ‘Joven Guardia’ en la década del 60, un movimiento musical muy influenciado por la música de The Beatles.
Pero su consagración llegó en los años 1970, cuando vio que su camino era la música romántica. Y se ganó el trono de «rey».
El artista, que también canta en italiano, inglés y francés, fue el primer latinoamericano en ganar el festival italiano de música San Remo, en 1968; filmó películas y derritió corazones en todos sus shows en vivo.
Como personaje, no deja de ser excéntrico: reconoció padecer un trastorno obsesivo compulsivo y estar lleno de manías.
Entre sus obsesiones, vestirse siempre de blanco y azul y no cambiar a sus músicos, a menos que murieran.
Con los años, se volvió además profundamente católico, una fe que compartió con su madre, Laura, figura crucial en su vida.
Polémica
Roberto Carlos tampoco estuvo lejos de la controversia: en 2006, la editorial Planeta publicó la biografía no autorizada «Roberto Carlos en detalles», del periodista Paulo César Araujo, cuya circulación fue bloqueada a poco de su lanzamiento tras la intervención del cantante ante la justicia.
Roberto Carlos alegó entonces que el libro constituía una invasión de su privacidad y le provocaba supuestos daños morales. Araujo dijo que intentó entrevistar a Roberto Carlos a lo largo de 15 años de trabajo en el libro, pero el baladista jamás accedió.
La biografía, que se dejó de imprimir, contaba episodios que el artista se resiste a abordar en público, como la amputación de su pierna en su infancia por un accidente con una locomotora, o sus peleas con su amigo y socio, el cantante y compositor Erasmo Carlos.
«Roberto Carlos es el cantante brasileño más popular de todos los tiempos. Un genio de la canción y gran administrador de su carrera, lo que explicó su éxito, prestigio y popularidad», señaló Paulo César Araujo en una entrevista con la AFP hace dos años.
El cantante cedió y flexibilizó su opinión sobre las biografías no autorizadas en 2013, dos años antes de que la Corte Suprema liberara su publicación, discordando de otros grandes de la música brasileña como Gilberto Gil y Caetano Veloso.
Y Araujo, que escribió asimismo el libro «El acusado y el rey» sobre su batalla judicial con el cantante, tiene previsto publicar una nueva biografía en 2016.
Drama
Roberto Carlos tuvo «el inicio de carrera más difícil» y nunca esperó todo su éxito, afirmó Araujo. Era «un jovencito tímido, del interior del país y con una prótesis», indicó.
El hombre que le cantó al amor con tanta pasión también sufrió los embates de la tristeza y la muerte, cuando su tercera esposa Maria Rita Simoes, el gran amor de su vida, murió de cáncer en 1999 a los 38 años de edad.
Su primera mujer, Cleonice Rossi, madre de sus tres hijos, también murió de cáncer, cuando ya estaban divorciados.
«Pocos seres humanos han vivido experiencias tan fuertes y dramáticas como Roberto Carlos. Perder una pierna, al gran amor de su vida y haber sido el más famoso artista brasileño son experiencias muy fuertes para una sola persona», afirmó su biógrafo.