Washington, Estados Unidos. La soledad puede aumentar 14% el riesgo de muerte prematura en los adultos mayores, según un estudio que postula una base fisiológica para este fenómeno.
Los peligros del aislamiento social se conocen desde hace tiempo, pero no se entendía hasta el momento, con exactitud, cuáles eran sus efectos en el cuerpo, señaló una investigación publicada en las Actas de la Academia Nacional de las Ciencias (PNAS).
El equipo de investigadores, dirigidos por el psicólogo de la Universidad de Chicago John Cacioppo, había ya identificado un vínculo entre la soledad y un aumento de actividad de los genes involucrados en las inflamaciones y una disminución de la actividad de otros genes que cumplen un papel crucial en las respuestas antivirales del cuerpo.
El resultado es un sistema inmunológico debilitado que vuelve a las personas más vulnerables a la enfermedad.
En su última investigación, los científicos analizaron los leucocitos, que son células blancas en la sangre utilizadas por el sistema inmunológico para proteger al cuerpo de virus y bacterias.
Hallaron este mismo cambio de expresión genética en los leucocitos de las personas que viven solas y aisladas socialmente.
También descubrieron que la soledad pronosticó el comportamiento genético con un año o más de anticipación.
«La expresión genética de los leucocitos y la soledad parece tener una relación recíproca, lo cual sugiere que cada una puede ayudar a propagar la otra a lo largo del tiempo», señalaron investigadores.
«Estos resultados fueron específicos sobre la soledad y no pueden explicarse por la depresión, el estrés o el apoyo social», señalaron los investigadores.
Los investigadores estudiaron al macaco rhesus, un primate muy sociable, y hallaron un proceso celular similar vinculado a sus experiencias sociales.
La expresión genética de los monos que estaban solos involucró más inflamaciones y menos defensas antivirales.