La inteligencia emocional parece ser una cualidad difícil de conseguir. Si bien muchos gozan de un intelecto increíble y conocimientos que cualquiera envidiaría, su habilidad en el plano emocional no está tan desarrollada. La buena noticia es que así como muchas otras cosas en la vida, podemos aprender y ser cada día mejores en ello, con algo de práctica.
“A todos nos ha pasado: todos hemos dicho cosas que luego la gente ha interpretado de una manera muy diferente de la que pensábamos. Estos comentarios aparentemente benignos te dejan con la desagradable sensación de haber metido la pata hasta el fondo”, comenta Travis Bradberry, autor del libro Inteligencia emocional 2.0 y presidente de la empresa de formación y capacitación profesional TalentSmart, en una columna publicada en el diario electrónico The Huffington Post.
Él señala que este tipo de fallos ocurren porque decimos las cosas sin ser conscientes de las sutiles implicaciones que llevan consigo. “Entender estas implicaciones requiere sensibilidad social, es decir, la capacidad de darse cuenta de las emociones y las experiencias de los demás”, explica.
En este sentido, Travis cuenta que TalentSmart ha sometido a un test de inteligencia emocional a más de medio millón de personas y ha descubierto que la sensibilidad social es una habilidad de la que muchos carecemos.
“Carecemos de sensibilidad social porque nos centramos tanto en lo próximo que vamos a decir -y en cómo nos afecta lo que nos dicen a nosotros- que no nos fijamos en los demás. Esto es un problema porque las personas son muy complejas. No puedes esperar comprender a alguien hasta que no centres toda tu atención en él”, enfatiza.
El especialista dice que “lo bonito de la sensibilidad social es que unos cuantos cambios sencillos pueden suponer una mejora significativa en tus relaciones con los demás”
En este sentido, él asegura que hay ciertas frases que las personas emocionalmente inteligentes intentan evitar en cualquier conversación informal. “Las siguientes frases son nueve de las más ofensivas. Deberías evitarlas a toda costa”, advierte.
1. “Tienes pinta de estar cansado”
“La gente cansada es todo lo contrario a atractiva: tienen ojeras, el pelo hecho un desastre, no se concentran y están de mal humor. Decirle a alguien que tiene pinta de estar cansado implica todo esto, entre otras cosas”, señala Travis.
Por lo mismo, “en vez de eso, prueba a decir: ‘¿Estás bien?’. La mayoría de la gente intenta ayudar cuando dice ‘tienes pinta de estar cansado’ (lo dicen porque quieren saber si la otra persona está bien). En vez de asumir la disposición de la otra persona, pregunta. De esta manera, le das la oportunidad de abrirse y compartir sus pensamientos. Y, lo que es más importante, percibirá en ti preocupación en lugar de agresividad”.
2. “¡Has adelgazado muchísimo!”
Travis dice que una vez más un comentario bienintencionado como éste “puede percibirse como una crítica. Decirle a alguien que ha adelgazado muchísimo sugiere que antes estaba muy gordo o que era poco atractivo”.
Por ello aconseja: “En vez de eso, prueba a decir: ‘Te ves genial’ (o ‘te ves estupendo/a’) Esa sería una manera muy sencilla de arreglarlo. En lugar de comparar su físico actual con su físico anterior, simplemente estarías dedicándole un halago por su buen aspecto. De esta manera, borras del mapa el pasado”.
3. “Eras demasiado para él”
“Cuando alguien termina una relación de cualquier tipo, ya sea personal o profesional, este comentario implica que la persona a la que te diriges eligió mal en un primer momento”, señala el autor.
En este caso, “en vez de eso, prueba a decir: ‘¡Él se lo pierde!’. Así le proporcionarás apoyo y optimismo de una manera entusiasta y que no implique criticismo”, añade.
4. “Tú siempre” o “tú nunca”
“Nadie hace siempre o no hace nunca algo. La gente no se percibe a sí misma de manera unidimensional, así que no deberías intentar definirla como tal. Estas frases generan una actitud defensiva en los demás y hacen que no les llegue tu mensaje, algo nada favorecedor, ya que lo más probable es que utilices estas frases cuando quieras tratar algún tema importante”, expresa el experto.
Por ello, Travis recomienda simplemente limitarse “a señalar qué acción de la otra persona te ha supuesto un problema. Cíñete a los hechos. Si la frecuencia con la que se producen este tipo de conductas se convierte en un problema mayor, siempre puedes decir: ‘Parece que haces esto seguido’ o ‘me he dado cuenta de que haces esto con bastante frecuencia’”.
5. “Te ves bien para tu edad”
“Utilizar ‘para’ a modo de calificativo transmite condescendencia y rudeza. A nadie le gusta que le digan que es ‘inteligente para ser deportista’ o que ‘para tener un pie en la tumba, está en buena forma’. A la gente lo que le gusta es simplemente ser inteligente y estar en forma”, explica.
Travis aconseja: “En vez de eso, prueba a decir: ‘Te veo estupendamente’. Los cumplidos genuinos no necesitan más calificativos”.
6. “Como ya he dicho antes…”
El autor recuerda que a todos se nos olvidan cosas de vez en cuando. “Esta frase transmite que te sientes insultado por tener que repetirle y puede hacer que el receptor se sienta mal (ya que es alguien interesado en escuchar tu perspectiva). Que te muestres ofendido por tener que repetir algo que ya has dicho da a entender que te sientes inseguro o que te crees superior a los demás (o ambas cosas). Y, en realidad, la mayoría de la gente que utiliza esta frase no lo hace porque se sienta así”, comenta.
Por lo mismo, “en vez de eso, prueba a transmitir el mensaje de una manera más clara o más interesante al repetirlo. De esta manera, la gente recordará lo que digas”.
7. “Buena suerte”
“Obviamente, no se va a acabar el mundo por que le desees buena suerte a alguien, pero hay formas de hacerlo mejor, ya que esta frase implica que la otra persona va a necesitar suerte para poder conseguir lo que se propone”, señala el especialista.
Él, recomienda en su lugar decir: “‘Sé que podrás con todo’. Esto es mejor que desear buena suerte porque sugiere que la otra persona tiene la capacidad necesaria para conseguir lo que se proponga y provoca que su confianza en sí misma aumente. La ayudarás más que aquellos que simplemente le deseen buena suerte”
8. “Me da igual” o “lo que tú quieras”
Bradberry dice que aunque la pregunta que te hayan hecho te deje indiferente, a la persona que te ha preguntado le importa tu opinión (porque no te habría preguntado si no fuera así).
“En vez de eso, prueba a decir: ‘No tengo ninguna preferencia en especial, pero lo que sí deberíamos tener en cuenta es… ‘. Al dar tu opinión (aunque no te decantes por una de las opciones), estás demostrando que te importa la persona que te está preguntando”, señala.
9. “Por lo menos yo nunca he _____”
“Utilizar esta frase es una manera agresiva de desviar la atención de un error que has cometido echándole en cara a la otra persona otro fallo, probablemente irrelevante, que cometió hace tiempo (y que ya deberías haberle perdonado)”, advierte el autor.
“En vez de eso, prueba a decir: ‘Lo siento’. Reconocer tu error es la mejor forma de aportar racionalidad y calma a una discusión para que se solucionen las cosas. Admitir la culpa es una manera muy efectiva de evitar que la situación se agrave”, añade.