El presidente francés François Hollande anunció este lunes un plan de urgencia de “más de 2.000 millones de euros” para invertir la curva del desempleo, una condición a la que supeditó su candidatura en 2017 a un segundo mandato.

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En un país cada vez más desencantado por las promesas no cumplidas, el tiempo apremia para Hollande, que había prometido invertir esa curva antes de fin de 2013.

Pero el desempleo no cesó de aumentar desde su elección, y afecta ahora a más de tres millones y medio de personas en Francia, es decir más del 10% de la población activa.



“Esos 2.000 millones de euros serán financiados sin tasas suplementarias de ningún tipo, es decir que serán financiados por economías”, dijo Hollande al presentar una serie de medidas para favorecer el empleo, que calificó de única “cuestión esencial además de la seguridad”.

En discurso de año nuevo ante los sectores económicos del país, el presidente recordó que un millón de desempleados no tienen el bachiller y anunció un plan para formar a medio millón de personas, al que se destinarán mil millones de euros.

Acusado por la oposición de querer hacer bajar artificialmente las cifras del desempleo cuando falta un año para la elección presidencial, Hollande sostuvo que su plan no es un “artificio estadístico”.

La oposición denunció empero una “mentira descarada”. Detrás del plan de formación “se necesitan 500.000 puestos de trabajo, de lo contrario los concernidos volverán al desempleo al día siguiente que terminen la formación”, declaró el secretario general del partido Los Republicanos (LR, conservador), Eric Woerth.

Hollande anunció asimismo el otorgamiento a las empresas de menos de 250 asalariados de una prima de 2.000 euros anuales por cada contratación de empleados pagados hasta 1,3 veces el salario mínimo.

Esa medida se agrega a otras numerosas primas ya existentes para las pequeñas empresas, entre ellas para la primera contratación de un empleado o para recibir aprendices.

‘Insulto a los desocupados’

François Hollande anunció asimismo nuevas medidas de flexibilización del tiempo de trabajo y un tope para las indemnizaciones por despido otorgadas por la justicia.

El presidente se declaró dispuesto a “ir hasta el final” para reformar el país, sin tener en cuenta “calendario electoral alguno”, en una evidente alusión a la presidencial de 2017.

Ya antes que Hollande pronunciara su discurso, la oposición multiplicó las críticas sobre su plan, del que ya se conocían las principales medidas.

Fue calificado de “insulto a los desocupados” por un portavoz de LR, Guillaume Larrivé.“¿En qué planeta vive François Hollande” para “imaginar que basta pagar un cheque de mil o dos mil euros a una empresa para que esta empiece a contratar?”, planteó.

Por su parte, el ultraderechista Frente Nacional criticó ese “enésimo plan de empleo” que “no es más que un plan de candidatura para la presidencial”.

Pero las críticas a Hollande se hicieron oír también en el campo de Hollande, en el Partido Socialista. El diputado Christian Paul (PS) afirmó que es “ultimo plan contra el desempleo no es ni suficiente ni diferente”.

En un país que sufre dificultades económicas desde hace año pese a las sucesivas promesas de reactivación, un reciente sondeo subrayaba la falta de confianza de los franceses. El 77% de las personas encuestadas consideraban que ese plan de urgencia del gobierno no reducirá el desempleo.

AFP