Conmocionado por los atentados de 2015 en París, Brasil se prepara «para el peor escenario» a seis meses de los Juegos Olímpicos, aunque nunca sufrió un ataque terrorista y desde Rio de Janeiro, Medio Oriente parece sumamente lejano.

«No podemos quedar indiferentes a la barbarie de París. Estamos en estado de alerta permanente. Nos preparamos para enfrentar el peor escenario», explica Andreï Rodrigues, jefe de la secretaría de seguridad para los grandes eventos.



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Este organismo gubernamental ya tuvo su estreno en la Copa de Confederaciones de fútbol y la visita del papa Francisco en 2013, y luego en la Copa del Mundo de fútbol de 2014.



Más de 80.000 integrantes de las fuerzas de seguridad -47.000 policías y 38.000 militares- vigilarán la seguridad de los 10.500 atletas, oficiales, periodistas y turistas del mundo entero que se esperan en Rio del 5 al 21 de agosto para los Juegos. Es el doble de Londres en 2012.

Criminalidad urbana endémica del narcotráfico, robos, manifestaciones violentas: las autoridades identificaron 12 amenazas potenciales.

El riesgo terrorista encabeza la lista tras la ola de atentados cometidos por la organización Estado Islámico (EI) en 2015, en París pero también en Egipto, Túnez o Mali.

 ¿Próximo blanco? 

«Como Brasil no participa en los diversos conflictos del Medio Oriente y globalmente Sudamérica está en una zona alejada de los problemas geopolíticos actuales, podríamos pensar que no está en el campo de visión de los terroristas», explica Pascal Boniface, director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicos (IRIS) en Paris.

«Salvo que lo que buscan los terroristas es influir en las opiniones. Y aparte de la Copa del Mundo no hay un evento deportivo más visible que los Juegos Olímpicos (…). El riesgo terrorista sigue a las cámaras», advierte este experto.

El Olimpismo ya sufrió esta dolorosa experiencia en Munich durante los Juegos de 1972: un comando palestino tomó como rehén al equipo olímpico israelí y ejecutó a 11 de sus miembros.

Brasil es consciente. Aunque no tiene un enemigo declarado, los Juegos van a atraer a los ciudadanos de países particularmente blanco de los yihadistas, como Estados Unidos, Francia, Israel, Rusia.

El 16 de noviembre, tres días después de los últimos atentados de París, el francés Maxime Hauchard, considerado como uno de los verdugos del EI en Siria, escribió en Twitter esta amenaza explícita, luego borrada: «Brasil, eres nuestro próximo blanco».

Centro antiterrorista 

Las autoridades brasileñas reproducirán para los Juegos Olímpicos el modelo probado con éxito en el Mundial de fútbol.

Van a reactivar los centros nacionales de Comando y Control integrados en Brasilia y Rio de Janeiro, que facilitaron el acercamiento entre las fuerzas del orden de la policía, el ejército, la aduana y la agencia de inteligencia Abin.

Estos centros neurálgicos activarán las fuerzas en el terreno a la menor señal sospechosa. Estarán en contacto permanente con los centros de seguridad de las cuatro zonas olímpicas de Rio: Barra da Tijuca, Maracaná, Deodoro, Copacabana.

Además, después del ataque contra Charlie Hebdo en enero de 2015, «decidimos innovar para los JO creando igualmente un Centro integrado antiterrorista», subraya Andreï Rodrigues.

Desde julio, policías de los servicios de contraespionaje de numerosos países compartirán con sus colegas brasileños informaciones sensibles, explica Andreï.

«Todos los Estados tienen interés en que los Juegos sean un éxito. Podemos pensar que la cooperación será muy fuerte. Las rivalidades nacionales serán dejadas de lado», comenta Boniface.

Brasil es además miembro del sistema API-PNR, el archivo de control de los desplazamientos aéreos. La policía federal es así informada en tiempo real sobre todos los pasajeros que embarcan hacia Brasil.

Lobo solitario –

La cooperación internacional ya funciona a su máximo nivel. Un centenar de policías brasileños viajaron para informarse de los procedimientos durante el Tour de Francia ciclista, las maratones de Boston y de Berlín y la Asamblea General de la ONU.

Unidades de élite brasileñas son regularmente entrenadas por colegas extranjeros para intervenir en una toma de rehenes.

«En esta etapa, el riesgo de un ataque múltiple y coordinado es considerado más bien débil», estimó una fuente diplomática francesa.

Este tipo de operación demanda una sólida preparación y una base logística menos evidente de movilizar que en Europa, donde EI reclutó a unos 5.000 yihadistas y prepara nuevos ataques, según Europol.

Las autoridades temen sobre todo la acción de un «lobo solitario», como en el doble atentado del maratón de Boston (tres muertos y 264 heridos el 15 abril de 2013) cometido por dos hermanos estadounidenses de origen checheno.

Permanecen incógnitas: el gigante de Sudamérica posee 15.754 km de fronteras terrestres imposibles de controlar a 100%, por donde entran grandes cantidades de drogas y armas.

Y es relativamente fácil hacerse con un arma de guerra entre los narcos de Rio, que el año pasado atacaron incluso un camión que transportaba una tonelada de dinamita.