La llovizna y la tarde gris no son propicias para corretear entre los eucaliptos que rodean el caserío en el que vive Jorge Tarifa, de tan solo 7 años, de San Agustín., en Salta El pequeño que pasa la tarde dando vueltas alrededor de su abuelo y tratando de andar en una bicicleta para adultos, se aleja del ojo de la cámara que lo intimida. A Jorge le da vergüenza. La sonda siliconada que tiene conectada a su nariz es lo que genera el alerta. Es la vía por la cual se alimenta desde hace dos años. Él sabe que ése es su flanco débil.
Jorge, a diferencia de cualquier otro niño de su edad, no puede comer alimentos sólidos porque no los puede tragar. Su esófago se cerró y solo se alimenta con un tipo de leche especial. Tampoco habla y no asiste a la escuela.
María Tarifa, su mamá, contó que Jorge tenía 5 años cuando empezó con una seguidilla de vómitos que no cesaban y concurrió al hospital. En La Merced, aunque recibió asistencia médica, los vómitos de Jorge no mermaron. La derivaron al Hospital Materno Infantil.
«Estuvimos ahí unos 23 días y luego dos meses estuve con mi hijo internado», contó María. Agregó: «Me dijeron que el esófago se le había cerrado. No me explicaron por qué, pero me dijeron que la solución sería una cirugía».
La cirugía nunca llegó porque, según contó la mamá de Jorge, primero se había perdido parte del material biomédico para el procedimiento y luego no había anestesistas. La última consulta que realizó María junto a su hijo fue el 25 de enero pasado.
«Me dijeron que vuelva en un mes, el 25 de febrero, para que le vuelvan a hacer un estudio. Es el mismo que ya le hicieron antes. Ellos dicen que algo de alimento pasa por su esófago, pero no saben qué cantidad», explicó la mujer.
Simula que come
Los que lo conocen a Jorge lo describieron como un niño inquieto, pero que siempre anda con una taza y una cuchara en la mano. El simula que come. En realidad se alimenta a través de una sonda que le colocaron en su nariz. Se alimenta con una leche especial a través de las vías respiratorias altas.
«En el hospital me dijeron que le dé una leche especial que se llama Pediasure. Se la doy por goteo, como si fuera un suero», contó la mamá del pequeño.
El problema es que María hace más de medio año que no recibe leche de ese tipo en el hospital. Tampoco tiene para comprar la cantidad necesaria para alimentar a su hijo. María trabaja medio día limpiando una casa en el pueblito en el que vive, pero no cobra ningún beneficio social.
Una lata de esa leche especial sirve para alimentar a Jorge dos días. Y el precio de una de 400 gramos, en la farmacia, es de $174.
Evaluarán una cirugía
Desde el Hospital Público Materno Infantil se informó que, según los registros de la historia clínica, el pequeño Jorge Tarifa tenía turno para una cirugía el 15 de junio de 2015, pero se suspendió porque «no había cumplido con el ayuno solicitado para la intervención».
La última visita al hospital fue en enero, cuando se realizó un estudio para «evaluar el tránsito esofágico», y a fines de febrero, debería volver para que los médicos evalúen la posibilidad de programar una nueva cirugía. El estado nutricional es otro ítem a valorar, dado que el niño tiene bajo peso.
Fuente: https://www.eltribuno.info