Por muy desnuda que esté, eso no significa que revele todo. Seguramente hay cosas que no quiere (o no puede) decirte; sin embargo, no temas. Hicimos encuestas con dos mil 439 mujeres, hablamos con expertos sexuales y estudiamos las investigaciones más recientes para que la ayudes a disfrutar su cuerpo tanto como tú lo haces.

Comienza en su cuello

1. «Besar mi cuello = excitación automática = cambio de panties». Trina, de 38 años.

2. Ya sabías que besar o mordisquear el cuello es excitante para ellas. Pero, ¿tanto? Así es. Una gran cantidad de las entrevistadas llamó la atención sobre esa zona. Casi suplican que le pongas más atención. «Hay una cierta vulnerabilidad en el cuello», dice la doctora Yvonne K. Fulbright, autora del libro Touch Me There! A Hands-On Guide to Your Orgasmic Hot Spots.

3. Por otro lado, en el mundo «pornificado» de hoy, dice la experta, detenerse en el cuello implica intimidad y no sólo sexualidad pura. Besa la nuca, moviéndote de la piel al cuero cabelludo, recorre la zona con la lengua de manera rápida y sutil.

4. «Mi punto secreto es la nuca. Me parece muy sexy cuando un hombre me besa ahí y me habla sucio al oído». Stephanie, de 20 años.

Ella es todo oídos

5. «Si estoy cerca de tener un orgasmo, el más mínimo roce o murmullo en el oído hará que todo se multiplique». Lacey, de 24 años.

6. Sus orejas están repletas de terminaciones nerviosas. Abre la boca para exhalar muy sutilmente un poco de aire caliente hacia la parte interior de sus oídos y, luego, sopla aire fresco en la parte de afuera. También puedes masajear el lóbulo de la oreja con tus labios o dedos, jalando poco a poco hacia abajo, sugiere Fulbright.

Ponle los pelos de punta

7. «Que me jalen gentilmente del cabello… hace que me tambalee; y eso es muy bueno?». Alexandria, de 21 años.

8. Por un lado, los jalones suaves estimulan las terminaciones nerviosas alrededor de los folículos pilosos. Y eso se siente muy bien. Las caricias en la zona también le recuerdan la manera en que la consienten en el salón de belleza, dice Fulbright. De hecho, le preguntamos a nuestras encuestadas si había una acción un poco más agresiva que las excitara, y «jalar el cabello» terminó en los primeros lugares (junto con «morder su cuello», por ejemplo).

9. Jugar con su cabello también satisface su necesidad de crear vínculos afectivos. En un estudio de la Universidad de New Hampshire, las parejas que se arreglaron mutuamente el cabello -lo masajearon, lavaron y acariciaron- mostraron mayores niveles de confianza y satisfacción que las que no lo hicieron.

Abre los ojos

10. En nuestra encuesta, los ojos fueron considerados la parte del cuerpo femenino más sexy; sin embargo, evita reservar tus miradas intensas únicamente para cuando hagan el amor: aunque sí ayudará en lo sexual, estarás perdiendo la oportunidad de usar esa carta también en lo emocional, ya que es muy útil para conectar con tu pareja. Asegúrate de mirarla a los ojos cuando le hagas un cumplido, dice Ian Kerner, autor del libro She Comes First: The Thinking Man´s Guide to Pleasuring a Woman.

Le gusta mirar

11. «Me encanta mirar tu pene cuando hacemos el amor». Jen, de 34 años.

12. Nota que no dijo «tu gran pene». Ellas prefieren los miembros promedio antes que los penes enormes, asegura un estudio publicado en Archives of Sexual Behavior. Verte en acción es lo que las excita. «Muchas mujeres consideran que los penes son muy sensuales», dice Tierney Lorenz, investigadora del laboratorio de psicofisiología sexual de la Universidad de Texas, en Austin. Las mujeres también son criaturas visuales. Así que ¡fuera sábanas! Además, pon un espejo junto a la cama para una mejor visión.

13. «Aunque soy heterosexual, veo películas pornográficas en las que salen mujeres teniendo sexo entre ellas, y me toco a mí misma mientras lo veo…». Lisa, de 28 años.

14. «Hay investigaciones que demuestran que las vaginas de las mujeres heterosexuales responden ante cualquier imagen de sexo, sin importar si es entre hombres y mujeres, hombres con hombres o mujeres con mujeres», dice Lorenz. «Los genitales femeninos reaccionan ante todo tipo de estímulo erótico».

Métete en su cabeza

15. «Me encanta ver cuando mi novio besa mis pezones. No necesariamente me gusta la sensación; sin embargo, la imagen me excita mucho». Holly, de 32 años.

16. A algunas mujeres les gusta la estimulación en los pezones. A otras, no. Sin embargo, en algo están de acuerdo: verte lamer, mordisquear o besar su cuerpo les parece muy sexy. La idea de ser devorada excita su mente (que, de alguna manera es su órgano sexual más importante). De hecho, la probabilidad de que las mujeres consideren que una relación sexual sea «extremadamente placentera» aumenta 19 veces si ellas se encuentran emocionalmente satisfechas, según investigadores del Centro Médico Maimonides, en Nueva York.

Anda, juega

17. «Aunque mis senos son pequeños, me parece muy sexy que mi pareja juegue con mis pezones durante el sexo». Mel, de 21 años.

18. Los pezones son un tema sensible: es de todos conocido que a los hombres nos encantan; el problema es que muchos se estacionan ahí. Mejor, enfócate en acariciar todo el pecho, sugiere Fulbright. Recorre con los dedos su seno, acariciando la aureola y evitando, por lo pronto, el pezón: la idea es crear suspenso. Y, luego, mientras sostienes los pechos en tus manos, mordisquea levemente la punta de uno de sus pezones con tus labios. «Bésalos y lámelos sin que parezca que quieres acabarte un dulce», dice Fulbright. Varía la velocidad y la intensidad para que no pierdan sensaciones.

19. «Morder mi cuello o mis pezones es bueno. De hecho, es muy bueno». Cristina, de 25 años.

Hínchalos

20. «Cuando estoy muy excitada, mis pechos se hinchan». Alicia, de 24 años.

21. Es cierto: cuando una mujer se excita sus pechos pueden inflamarse y sonrojarse. «Hay muchos vasos sanguíneos en los senos», dice Lorenz. «La excitación puede hacer que esos vasos se llenen y que, por lo mismo, haya un aumento de tamaño».

22. Hay otras hinchazones en juego: los labios mayores de la vagina pueden doblar o triplicar su grosor, según estudios italianos al respecto. «Cuando el cerebro recibe estímulos sexuales, le ordena a los genitales que se relajen para que puedan recibir un flujo adicional de sangre», dice Lorenz. «Para muchas mujeres esta inflamación genital ayuda a que el acto sea mucho más satisfactorio».

Adora su trasero

23. «Me encanta que me agarre el trasero durante el sexo o, bien, cuando nadie nos mira. Es la parte de mi cuerpo que menos me encanta, así que el hecho de que mi pareja le preste tanta atención ayuda a que me guste más». Kate, de 21 años.

24. En público mantén tus manos lejos de su trasero o sus senos y dirígelas a explorar otros puntos más sutiles, como la parte interior de su muñeca. (De cualquier manera, es un hecho que rozar sus pechos o darle una nalgada en lugares públicos es sexy porque tiene una connotación de ser algo prohibido. Así que hazlo si nadie los ve). Por otro lado, alaba sus glúteos como si fueras su entrenador personal.

25. En la cama, comienza besando su espalda, a lo largo de la columna, hacia abajo, al tiempo que acaricias sus nalgas con la punta de los dedos, sugiere Kerner. Cuando tus labios lleguen ahí, besa y mordisquea suavemente, y amasa firmemente cada nalga.

26. «Cuando me agarras el trasero es como si elogiaras todo el trabajo que hago en el gimnasio para mantenerlo firme». Molly, de 20 años.

A sus pies

27. «Acariciarme el arco del pie puede producirme un orgasmo». Carmen, de 37 años.

28. La atención a los pies puede convertir una sesión de sexo regular en algo extraordinario. «La parte del cerebro que procesa los estímulos sensoriales en los pies está justo al lado de la parte que trata los de los genitales», dice Lorenz. «Y parece ser que algunas mujeres tienen los cables cruzados entre estas dos partes del cerebro». Y aunque tu mujer no sea así, vale mucho la pena jugar con sus pies: un estudio coreano encontró que las parejas que una vez a la semana intercambiaban masajes en los pies peleaban menos y se comunicaban mejor.

Ponla resbalosa

29. «El que su barba roce contra mi nuca hace que me moje». Lisa, de 46 años.

30. ¿Y cómo es que sucede este proceso de lubricación? Todo comienza con un aumento en el flujo sanguíneo al clítoris, los labios y la vagina. «Gotas de un líquido lubricante se filtran del plasma de la sangre mientras ésta es empujada por vasos capilares», dice Lorenz. Esto se combina con las demás secreciones cervicales.

31. Para aumentar el flujo sanguíneo, antes de cualquier cosa, vete al gimnasio… con ella. «El entrenamiento de fuerza puede aumentar la excitación durante, al menos, dos horas», dice la experta (esto se debe a que el sistema nervioso vuelve a la normalidad más lentamente con fuerza que con cardio). Además, el ejercicio hace que se sientan más a gusto con su cuerpo.

32. Una vez que estén en la cama dale tiempo. Aunque se sienta húmeda, eso es únicamente el inicio de un proceso que incluye una modificación en la parte posterior de la vagina (durante la cual ésta se abre), dice el doctor Sandor Gardos, terapeuta sexual y fundador del sitio mypleasure.com. Así que no hagas la prueba de la humedad (probando con los dedos si está mojada), y considera que «probablemente te restan unos 20 minutos más de escarceo para llevarla al nivel máximo de excitación». Esto le ayudará a prepararse, con lo que el orgasmo podrá ser mucho más intenso.

Ella no es superficial

33. El apéndice rosa que conoces como su clítoris es apenas la punta: por detrás de sus labios vaginales yace una área vasta, pero generalmente inexplorada de tejido eréctil. «El clítoris tiene una base en forma de piernas llamada crura, que se extiende a ambos lados de la vagina y por detrás de los labios», dice Gardos. Estimula esa zona haciendo una «V» invertida con tus dedos. Debes poner la parte cerrada de esa V justo en sobre el glande del clítoris y los dedos hacia abajo. Presiona intermitentemente y mira la cara de placer de tu pareja (es probable que sea una novedad para ella).

34. Seguramente has leído muchas veces que no todas las mujeres pueden llegar al orgasmo por medio del coito. Una posible razón es la distancia (de 1.6 a 4.5 centímetros) entre el glande del clítoris y la abertura vaginal. Si la separación entre ambos es menor a 2.5 cm., es muy probable que ella pueda alcanzar el orgasmo mediante la penetración. De acuerdo con un estudio de 2010 de la Universidad Emory, en Estados Unidos, esto se debe a que, mientras menor sea esa distancia, mayor será el roce en el clítoris durante la penetración y, además, será más fácil que la parte interna de éste quede apretujada en una área menor y más cercana a la vagina, por lo que será más fácil su estimulación.

35. ¿No quieres sacar la regla para medir esa distancia? Hay otros modos de saber si tu mujer puede llegar al clímax con la penetración: basta con que la mires caminar. Un estudio en el Journal of Sexual Medicine encontró que las mujeres que tienen orgasmos vaginales hacen caminatas más largas, se mueven con mayor fluidez y giran las caderas más que aquellas que jamás han experimentado esa sensación. La manera de andar de las mujeres orgásmicas es más libre, energética y sensual.

Sus misterios más profundos

36. En lo que respecta al legendario Punto G (créenos, sí existe), que se encuentra en la pared superior de la vagina, las mujeres le han dicho a los investigadores que está en un sitio que es difícil de alcanzar, inclusive para ellas. Y es aquí cuando entras tú. Literalmente. Ahora bien, «mientras que el clítoris responde a caricias rápidas y ligeras, el Punto G lo hace con toqueteos más lentos, más profundos y más firmes», dice Gardos.

37. Durante la penetración tu pene hace que su pared vaginal se inflame, y tus arremetidas provocan la separación de las «piernas» del clítoris (de 10 a 20 milímetros aproximadamente). Todo esto presiona la pared de la vagina, lo que podría, a su vez, estimular el Punto G. Así que, para lograrlo, las mejores (y más excitantes) posiciones son la mujer arriba o, bien, la entrada desde atrás.

Sé (gentilmente) duro

38. «Me encanta cuando me haces sentir más débil que tú…». Erin, de 25 años.

mujer ducha

39. «Hacerse las difíciles puede hacer que uno crea que las mujeres son más tímidas de lo que son», dice Fulbright. Una vez que está excitada, su umbral de dolor puede aumentar. Y es entonces cuando ella puede pedirte que le des mordidas o nalgadas. «Muchos hombres se quejan de que las mujeres son demasiado tímidas al tocar un pene, quizá por miedo a lastimarlo. Bueno, pues eso mismo te puede pasar con el cuerpo femenino», dice la experta. Puedes ser agresivo en lo que se refiere a cómo le das las cosas; sin embargo, debes ser sensible en cuanto a sus necesidades. Y procura asumir el «control absoluto» que muchas, en secreto, desean que tengas durante el sexo: recuerda que 46 por ciento de las encuestadas dijo que las prende una actitud llena de seguridad.

Fuente: menshealthlatam.com