El estado norteamericano de Texas ejecutó el miércoles a un hombre que había golpeado hasta la muerte y luego mutilado a un adolescente de 12 años, cuya sangre aseguró haber bebido.
Pablo Vasquez, de 38 años, falleció tras recibir la inyección letal, anunció a la AFP un portavoz de la administración penitenciaria local.
Vasquez fue declarado culpable de haber golpeado violentamente con un tubo metálico en 1998, cuando tenía 20 años, a David Cárdenas, y de haberle cortado la garganta.
Durante la confesión grabada y filmada por la Policía, el asesino dijo que había actuado por orden del demonio y agregó que había intentado en vano decapitar al adolescente.
Los abogados del condenado iniciaron acciones para tratar de anular su ejecución, señalando en particular que el prisionero sufría una deficiencia mental, pero esos recursos fueron rechazados.
Se trata de la sexta ejecución en Texas en lo que va del año. Siendo el estado que más condenados ejecuta.
AFP