Manny Pacquiao derrotó a Tim Bradley de manera merecida en la que pudo haber sido la pelea final de su gran carrera como él mismo lo confirmó al cierre de la velada llevada a cabo en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas.
A la vez que firmaba su regreso al boxeo tras casi un año fuera de acción curándose una dolencia en su hombro derecho, el zurdo filipino ajustó cuentas con un empecinado rival.
Lo paradójico sin embargo ha sido que la pelea de su regreso en la que lució por momentos con la dinámica y la agresividad de antaño haya sido la última de su largo y exitoso recorrido de más de 20 años por los encordados del mundo.
“Sí. Soy un boxeador retirado”, respondió a los periodistas. “Me voya a casa a pensar en todo esto, quiero estar con mi familia y servirle a la gente”.
Vinculado a la política desde hace varios años, el múltiple campeón mundial ya ha sido Senador por dos períodos y buscará un tercero en las elecciones del próximo 9 de mayo en su tierra natal cuando serán serán elegidos doce legisladores.
La victoria, clara e inobjetable de Pacquiao sobre un rival de primer nivel, sin embargo no se ha interpretado por una gran mayoría como una manera aplaudida de bajarle el telón a su carrera, sino como una forma de revivirla.
Con lo visto tras 12 asaltos de candela ante Bradley, al que dominó en cantidad de golpes lanzados y conectados, muchos opinan que ha enviado un mensaje de que está en perfectas condiciones para llevar a cabo la revancha ante Floyd Mayweather Jr. tras su derrota de hace un año, informó eldiariony.