Según el reportaje, aunque la legislación exige a los fabricantes informar en las etiquetas de la presencia de ciertos compuestos, así como la dosificación adecuada y las precauciones que hay que tomar al aplicar el producto, las instrucciones “están lejos de ser claras”
No es ningún secreto: en hogares y centros de se utilizan productos de que pueden resultar peligrosos para la , dada su elevada toxicidad. El Real Decreto 255/2003, que regula en España la clasificación, envasado y etiquetado de preparados peligrosos, obliga a informar en los envases del nivel de toxicidad de estos productos, pero detrás de indicativos como “tóxico”, “nocivo” o “corrosivo”, se esconden muchas composiciones distintas, que desconocemos por completo.
“A diferencia de los cosméticos, los artículos de los estantes de limpieza y droguería son poco estudiados”, señala Adeline Trégouet, editor de la revista ’60 millions de consommateurs’, la publicación del Instituto Nacional del Consumo francés. “No se requiere mencionar la composición en el envase. Sin embargo, estos productos contienen en su mayoría sustancias no deseables, que representan un riesgo para la salud humana y el medio ambiente”.
Trégouet ha dirigido un informe en el que alerta del peligro que puede suponer la utilización indiscriminada (y sin tomar las debidas precauciones) de cinco tipos concretos de productos de limpieza muy habituales en nuestros hogares.
Según el reportaje, aunque la legislación exige a los fabricantes informar en las etiquetas de la presencia de ciertos compuestos, así como la dosificación adecuada y las precauciones que hay que tomar al aplicar el producto, las instrucciones “están lejos de ser claras”, lo que puede ocasionar una exposición excesiva a sustancias tóxicas nada recomendables, cuando no un accidente doméstico grave.
Estos son los cinco tipos de productos con los que debemos ser especialmente precavidos:
1. Antibacterianos y desinfectantes
El miedo a los gérmenes es un reclamo muy utilizado por las marcas de limpieza, pero como llevan alertando décadas médicos y microbiólogos nuestra excesiva cultura de la higiene está provocando diversos problemas difíciles de medir, como el cambio en la composición de la flora intestinal y el desarrollo de la temida resistencia bacteriana. “La mayoría de las enfermedades se propagan por las manos”, afirma el informe francés, “por lo que lavarnos a fondo con agua y jabón es suficiente para eliminar los microbios”.
En concreto, el informe advierte sobre el cloruro de benzalconio, una sustancia bactericida y fungicida presente en numerosos desinfectantes que “puede promover el desarrollo de bacterias resistentes”. Su uso está extendido para la desinfección de productos quirúrgicos (y en algunos champús y cremas con indicaciones específicas, como tratar la dermatitis seborreica), pero su utilización a largo plazo en la limpieza del hogar no es recomendable. Es además una sustancia muy tóxica para los organismos acuáticos y, según su ficha internacional de seguridad química, se debe evitar de forma efectiva su incorporación al ambiente.
2. Limpiadores concentrados y perfumados
Según ’60 millions de consommateurs’, algunos productos de limpieza multiusos “son muy agresivos y pueden dañar permanentemente las superficies y, lo que es peor, los ojos, las manos y los pulmones”.
La revista también arremete contra suavizantes y limpiadores perfumados que, asegura, tienen numerosas sustancias alergénicas. El Comité Científico para la Seguridad de los Consumidores (CCSC) de la Unión Europea emitió un informe en el que alertaba de que entre cinco y quince millones de europeos –entre el uno y el tres por ciento de la población– es potencialmente alérgico a los ingredientes naturales con los que se confeccionan la mayoría de perfumes.
Algunas sustancias, como el HICC, atranol y cloroatranol, se están retirando de la formulación de los cosméticos ante su prohibición inminente, pero siguen presentes en numerosos productos de limpieza.
El informe es especialmente crítico con algunas formulaciones de Don Limpio que, asegura, mezclan hasta cuatro perfumes considerados alergénicos por la Unión Europea, y con algunos suavizantes concentrados que pueden llegar a contener hasta 12 sustancias alergénicas e irritantes.
3. Ambientadores
Bajo la imprecisa denominación de “productos gadget”, el informe francés engloba a todos los productos dedicados a distintas tareas que son, a su juicio, inútiles, como las sustancias para lavar las hortalizas o los ambientadores, que no son verdaderamente necesarios y sólo aumentan la exposición a determinadas sustancias poco recomendables. Pero son estos últimos los que más preocupan.
En España, la Comisión de Sanidad y Servicios Sociales del Congreso llegó a aprobar en 2014 una proposición no de ley presentada por el Partido Popular por la que se instó al Gobierno a “estudiar los posibles efectos nocivos de los ambientadores para (…) impulsar la retirada de aquellos que produzcan un nivel de emisiones tóxicas que sean perjudiciales para la salud”.
La PNL llegó tras un informe de la OCU en el que se analizaron 22 ambientadores de uso doméstico que requieren combustión, como velas perfumadas, aceites de quemar e inciensos, y constató que en su mayoría empeoran la calidad del aire.
Curiosamente, son los ambientadores que muchos consideran más “naturales” los más tóxicos. El incienso, por ejemplo, emite cantidades excesivas de benceno, una reconocida sustancia tóxica y carcinógena, en cantidades muy superiores al humo del tabaco.
4. Toallitas húmedas
Las toallitas húmedas tienen numerosas aplicaciones y cada vez están más presente en nuestros hogares, y no solo para limpiar a los bebés. Pero si bien se trata de productos seguros para tal fin, nunca debemos deshacernos de ellas a través del desagüe, algo demasiado habitual. “No son reciclables ni compostables, y deben ser arrojadas a la basura normal”, explica el informe.
Mención aparte merecen las toallitas “antibacterianas”. Al igual que los jabones de este tipo, su uso no es recomendable si no se está tratando una infección concreta. Este tipo de productos suelen incluir triclosán, un potente agente antibacteriano y fungicida sobre el que pesan serias dudas sanitarias desde que se demostrara su carácter de disruptor endocrino en animales, además de otras sustancias como el anteriormente citado cloruro de benzalconio.
5. Aerosoles
Según la publicación del Instituto del Consumo Francés, los aerosoles suponen una triple amenaza en los hogares: “son productos muy inflamables, su modo de difusión multiplica por diez la exposición a las sustancias nocivas y, en caso de un uso incorrecto, los disolventes inhalados pueden causar la muerte inmediata”.
Quizás lo de la “muerte inmediata” sea un poco exagerado, pero es cierto que muchos de los aerosoles destinados a la limpieza del baño o la cocina deben usarse, según sus instrucciones, “únicamente en exteriores”, algo que resulta cuando menos contradictorio.
Fuente: El COnfidencial