Por Salvador Holguín
Los procesos electorales pasados nos han demostrado que las elecciones no las ganan un partido por sí solo, uno de los primeros que entendió eso fue Don Antonio Guzmán Fernández en 1974 cuando realizó el acuerdo de Santiago, este movimiento político llevado a cabo por altos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, el cual tenía por objetivo derrotar al entonces presidente reeleccionista Joaquín Balaguer, tanto así que hasta escogieron al general retirado Elías Wessin y Wessin como compañero de boleta a la vicepresidencia del candidato presidencial Antonio Guzmán, la corriente partidaria contó con el apoyo de varios partidos sumados a la organización del “Jacho prendido” y opositores al régimen Balaguerista establecido desde 1966.
Luego le sigue el Dr. José Francisco Peña Gómez que entre 1990 y 1994 hizo todo lo posible para lograr la unificación en el seno de su partido y a la vez conseguir que líderes de profundas raíces perredeístas que habían abandonado la organización retornaran. No escatimó esfuerzos para reunir un gran número de las fuerzas políticas más democráticas y avanzadas de la sociedad dominicana, con la intención de sacar a los sectores conservadores enquistados en el poder político y económico de la nación. De esta manera logró conformar el Acuerdo de Santo Domingo, que lo integraban el PRI, PPC, PQD, BIS, PDI, PNVC, CD y la UD, concebido dentro de la estrategia Unión Dentro-Unión Afuera, para sentar las bases del desarrollo que el país estaba demandando en ese momento.
Por eso Peña Gómez gana las elecciones del 1994 a pesar de que no logró asumir la presidencia de la República porque Joaquín Balaguer y su “banda colorá” se las ingeniaron para impedírselo, así lo confirman los resultados finales de ese proceso emitidos por la Junta Central Electoral el 2 de agosto de ese mismo año, casi tres meses después del conteo de los votos, luego de varios procedimientos de impugnaciones que daban a Balaguer como ganador cuando había sido todo lo contrario. El manejo político de Peña demostró que la oposición puede ganar y despojar del poder a los caudillos cuando tienen la capacidad de unificarse, para mediante procedimientos democráticos cambiar el rumbo de la nación, de lo contrario la única alternativita que le queda al pueblo dominicano es la usada para salir del régimen de 31 años del dictador Rafael Leónidas Trujillo, que si no lo hubiesen matado probablemente estaría gobernándonos todavía, y si no fuera él sería uno de sus títeres.
Tres grandes colosos de la vida política republicana de los años 80 y 90 como José Francisco Peña Gómez, el profesor Juan Bosch y el Dr. Joaquín Balaguer entendieron la importancia de los pactos, alianzas y estrategias para conseguir llegar al poder o retenerlo, cosa que no han entendido los adversarios del PLD, por eso están afuera y si no cambian seguirán así. Para el 1996 en la primera vuelta ninguno de los candidatos alcanzaron el 50 más 1 de los votos, el PRD con el Acuerdo de Santo Domingo obtuvo 1 millón 270 mil votos (47%), el PLD y aliados alcanzaron 1 millón 76 mil 872 sufragios para un (38%) y el PRSC y aliados 420 mil 560 votos para un (14.9%). La abstención en la primera vuelta fue de 20.16%. Para la segunda vuelta electoral fueron aliados PRSC-PLD en contra del PRD y Peña Gómez, con la firma del Frente Patriótico, el cual fue concretado en un acto público en el Palacio de los Deportes. Fue el escenario donde por primera vez se congraciaron los octogenarios líderes Balaguer y Bosch a favor de la candidatura de Leonel Fernández y el PLD, con el único objetivo de cerrarle el paso al más grande líder de masas de la República Dominicana, Dr. José Francisco Peña Gómez, ese acto fue el punto de partida para el relevo del liderazgo tradicional del país.
En el caso de Luis Abinader y parte de la “oposición” han hecho algunos intentos de unificar los sectores que no comulgan con el régimen morado pero no ha sido suficiente, en este proceso se necesitan personas firmes y decididas algo con lo que ellos no cuentan, por la tacañería con la que se viene manejando Abinader, según nuestra fuente electoral, le reclutaron a los delegados y voceros que tendrán la facultad de decir el día de las votaciones en las juntas electorales que tan limpios fueron los sufragios, la repuesta ya la conocemos por lo antes dicho. La única posibilidad que tiene Luis de ganar estas elecciones del 15 de mayo sería que el expresidente de la República, Leonel Fernández, decida jugarse el todo por el todo para así impedir que no pase la reelección indefinida del presidente Danilo Medina, lo cual también le permitiría a él volver al poder, por como estamos percibiendo al “León” tirado en las calles eso parece no ser posible, que se dé un acontecimiento imprevisto en el PLD y el país, o que el pueblo dominicano haya creado conciencia del clientelismo que tanto le gusta y que solo lo critican cuando no les toca a ellos repartirlo o recibirlo, como el bono luz, bono gas, bono medicamentos, bono funda y caja de comida, en sentido general, las Tarjetas Solidaridad. Que voten en contra del partido de gobierno a pesar de recibir todas las dádivas que garantiza el poder, dudo que eso suceda, cuando un pueblo se acostumbra a que le den “pan y circo” se mantiene permanentemente anestesiado, a menos que aparezca un líder que le ponga un antídoto reactivo, cosa que no hemos visto hasta este momento.
Lo que estamos viendo es que el pueblo dominicano ha perdido el espíritu de lucha y su deseo de producir los cambios que venía demandando en años anteriores junto a los líderes políticos el profesor Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, estos grandes hombres gravitaron en la vida diaria proselitista del país con propuestas desarrollistas e ideales, hacían oposición que no estaba matizada por los negocios ni prebenda con el gobierno, ahora vemos todo lo contrario, la mayoría de los ciudadanos anda buscándose lo suyo, el país se ha convertido política y empresarialmente en una compraventa del bajo mundo, ya no hay ética, moral ni principios, y todo está corrompido.