El papa Francisco pidió este miércoles a Dios que «convierta el corazón de los que siembran la muerte y la destrucción», dos días después de una serie de sangrientos atentados perpetrados en Siria por el grupo Estado Islámico (EI).

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Durante su audiencia semanal en la plaza de San Pedro, el papa rezó para que Dios ofrezca «descanso eterno a las víctimas» y «el consuelo a sus familiares», después de estos atentados de terroristas suicidas que causaron más de 150 muertos el lunes en dos de los bastiones del régimen sirio.

Jorge Bergoglio destacó que las víctimas eran casi todas «civiles sin defensa», antes de proponer a los fieles congregados en la plaza rezar por ellas.



Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), entre los muertos había al menos ocho niños, cuatro médicos, enfermeros y estudiantes.

Los atentados fueron perpetrados por terroristas suicidas o con coches bomba en las ciudades de Tartus y Jableh, habitadas en su mayoría por alauitas, comunidad minoritaria a la que pertenece el jefe del Estado Bashar al Asad.

Estos dos bastiones del régimen habían permanecido hasta ahora relativamente a salvo de la guerra que arrasa Siria desde hace cinco años.