Cando se habla de adicción al sexo lo primero que conviene entender es que la obsesión por la sexualidad no tiene nada qué ver con las preferencias ni los gustos sexuales: que te gusten hombres o mujeres, que te guste experimentar con juguetes o recrear tus fantasías no te hace un “enfermo” sexual. Los signos que delatan a un “sexaholic” son otros.
Rob Weiss, experto en adicciones y salud mental, señala en el portal ElDiariony.com 5 indicios de que la persona que está a tu lado es una adicta sexual… pero mucho cuidado, porque tal vez sin imaginarlo reconozcas estos signos en ti misma (o en ti mismo).
No “saben” que tienen un problema
Lo más probable es que un adicto al sexo niegue que sus prácticas son problemáticas para él mismo y para las personas a su alrededor. A pesar de que internamente sienten que algo anda mal, este tipo de adictos no pueden (o no quieren ver) lo autodestructivo de su comportamiento.
No piensan en otra cosa
Un adicto al sexo vive su vida en función, justamente, del sexo: decide a dónde irá, qué ropa comprará, qué comerá, a qué gimnasio se inscribirá, en función de los encuentros sexuales que pueda lograr. Pasa tanto tiempo planeando, fantaseando y pensando en sexo que esta obsesión le obstaculiza realizar sus tareas rutinarias como trabajar, estudiar o incluso, limpiar su casa y comprar la despensa. En resumen: pierde el control de su vida a causa del sexo.
Sufren las consecuencias como en cualquier otra adicción
Seguramente has escuchado o has conocido de cerca las consecuencias que un adicto a las drogas, al alcohol, al juego o a cualquier otra cosa sufre a lo largo de su vida: pierden parejas, dinero, propiedades, empleos, destrozan familias; sufren depresión, arrepentimiento, verguenza, incluso han llegado a pisar cárceles y hospitales.
Así que si algo de esto existe en la historia de la persona con la que estás saliendo, ponte muy alerta.
Buscan experiencias cada vez más intensas
En otras adicciones, los adictos necesitan incrementar la dosis de la sustancia que les obsesiona. Lo mismo ocurre con el sexo. Los sexaholicos buscan experiencias sexuales cada vez más intensas, cada vez más frecuentes, incluso cada vez más peligrosas para incrementar el efecto en sus cuerpos… aunque después se arrepientan o sufran las consecuencias.
Viven su vergüenza en silencio
A menudo hacen promesas a sí mismos o a otras personas de que dejarán de comportarse de manera nociva, pero les resulta casi imposible. En consecuencia, sufren depresión, ansiedad, enojo, agotamiento y vergüenza. Pero como sus conductas son evaluadas por una moral general, difícilmente pueden hablarlo con alguna otra persona, por más confianza que le tengan. Entonces viven estas emociones solos y en silencio.
¿Qué hacer?
Si estás saliendo con una persona que sufre adicción al sexo o si has descubierto estos síntomas en ti misma, debes saber que el tratamiento aconsejado es consultar con un terapeuta especializado que ayude, primero, a hacer un diagnóstico certero. También podrá ayudar a la persona a seguir los pasos necesarios para recuperar una vida funcional y feliz. Los grupos de autoayuda especializados en obsesiones sexuales también son útiles.
Recuerda que otra persona difícilmente podrá cambiar este comportamiento si no tiene los elementos terapéuticos necesarios. Así que la mejor manera de colaborar será brindarle herramientas para recibir ayuda especializada. Exactamente lo mismo ocurre si te has dado cuenta que el “sexaholic” también está en ti.