Los Angeles, Estados Unidos. Una nueva ola de películas de terror «inteligente» y de bajo costo está desafiando a los grandes estudios con una fórmula que cambia el exceso de sangre y los sofisticados efectos especiales por buen suspenso a la antigua usanza.
«Don’t Breathe», que se estrena esta semana en Estados Unidos apuntalada por una excelente crítica, está llamada a igualar el éxito de «Babadook» (2014), «It Follows» (2014) y otros títulos hechos con presupuesto ajustado que han arrasado en la taquilla.
Sin contar con la maquinaria de comercialización de los hits cinematográficos del verano, estas películas a menudo triunfan gracias al «boca a boca», ganando impulso a medida que los críticos halagan su inflexible negativa a utilizar los recursos de terror habituales.
«El estilo de terror que prevalece en estos días es todo lo que sea inteligente, una nueva versión de una vieja historia, o un trailer increíble», apuntó a la AFP Jeff Bock, de la empresa de investigación de la industria cinematográfica Exhibitor Relations.
«Como hemos visto últimamente, las películas de terror ‘inteligentes’ están en boga en este momento», dijo, añadiendo, sin embargo, que siempre resulta emocionante que «un icono de terror reviva para una nueva persecución».
«It Follows» (2014), una cinta que se inspira en obras de maestros de la década de 1980 como Wes Craven y John Carpenter, se cita a menudo como la joya de la corona de esta nueva tanda de filmes.
Su director, el estadounidense David Robert Mitchell, fue aclamado por tejer magistralmente la trama convirtiendo el cliché de adolescentes amenazados por una fuerza sobrenatural maligna, en una historia original.
Saltos de susto
Una de sus figuras principales, Daniel Zovatto, es también protagonista de la cinta de Federico Álvarez «Don’t Breathe», que llegó a los cines el viernes. Se trata del segundo largometraje del director uruguayo tras el remake que hiciera en 2013 del clásico de terror «Evil Dead».
Realizada con un presupuesto de apenas 10 millones de dólares, «Don’t Breathe» relata cómo un trío de amigos que irrumpen en la casa de un ciego ermitaño y terminan en una aterradora lucha entre la vida y la muerte.
«En ese momento, cuando presentamos la película al principio, la gente no tenía ni idea de qué se trataba. No hubo trailer, no hubo nada», dice Zovatto, un costarricense de 25 años.
Lo que hace inusual «Don’t Breathe» es que recurre muy poco a los «saltos de susto», un elemento básico en las películas adolescentes de terror.
Zovatto, que aparece junto al veterano de las tablas y la pantalla Stephen Lang, la relativamente desconocida Dylan Minnette y la estrella de «Evil Dead» Jane Levy, dice que creció viendo películas de terror pero que con frecuencia quedaba decepcionado.
«Hubo unos años, particularmente en mi adolescencia, en que iba a ver películas de este tipo y quedaba devastado porque no tenía la oportunidad de ver algo que me gustara», confió.
«Y siento que toda esta nueva ola trajo una perspectiva distinta al género y nuevos directores como Federico Álvarez y David Robert Mitchell, que están cambiando el panorama».
– No a la historia masticada –
Álvarez, que cosechó casi 100 millones de dólares con «Evil Dead», con un presupuesto de 17 millones, se jacta de tratar de «ver lo que hacen los demás y (hacer) en la dirección contraria».
Tras dirigir un nuevo remake relativamente convencional, este uruguayo de 38 años quería evitar casas encantadas, motosierras, zombis y todas esos recursos que se hallan fácilmente en las cintas de terror.
Tras crecer viendo con su padre películas de Alfred Hitchcock -primero «Psicosis», después «Vértigo» y «Extraños en un tren», así como muchas otras- Álvarez dice que, para él, el terror «nunca fue los sustos y los saltos, sino que siempre fue el suspenso».
«Me gustan un par de cosas y me las quería traer a esta película: uno era el suspenso y la segunda es que los personajes siempre tienen una dudosa moral», dijo a la AFP.
«Si ves a Janet Leigh robando dinero en ‘Psicosis’ o conspirando abiertamente para matar a la mujer del tipo en ‘Extraños en un tren’… no son los héroes cotidianos de Hollywood».
Al contrario de ofrecer la historia «masticada», Álvarez cree que si se incorporan matices al carácter de los personajes centrales, los espectadores pueden decidir por sí mismos quién merece sobrevivir, quién debería recibir el dinero y cómo va a acabar todo.