Yamasá. “Simplemente yo no estoy trabajando; estoy pasando una vida que no había pasado antes de yo tener mi cédula, porque cuando yo no tenía la cédula, yo trabajaba muy bien. Ahora que me dieron esa cédula, me sale difícil, porque yo no puedo trabajar”, fue lo primero que dijo Juliana Deguis Pierre, antes de iniciar la entrevista para el portal proceso.com.do.

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Juliana Deguis Pierre: Foto y video Alex Villegas

Aunque ya convencida para la entrevista, tuvimos que esperar a que se “acomodara”; que saliera a comprar un pollo (vivo) para acompañar la comida del día y que luego de llegar se maquillara y cambiara de blusa, para entonces llamarnos “ven pa´cá”.



Sentada en una de las cuatro sillas de su comedor de madera color caoba con tapizado crema y, rodeada de sus pocos ajuares, ya deteriorados, esta mujer, con 32 años, no esperó preguntas; “arrancó” diciendo que “yo he ido a toda la parte, me entregan el trabajo de la agencia y cuando yo voy, me piden la cédula, y cuando la ven se dan cuenta que yo soy Juliana y no me aceptan; me despachan”.

Sin detenerse a escuchar las preguntas, Juliana era insistente en que “tienen que buscarme algo de yo hacer, porque yo no puedo estar así; yo tengo que mantener mis hijos y a veces yo estoy aquí en mi casa y no tengo ni un peso para darle comida a mis hijos y para yo comer”.



Junto a sus cuatro hijos de 15, 13, 9 y 7 años, Juliana vive en la casa número 39, en el Batey Los Jovillos, en el municipio Yamasá de la provincia Monte Plata. Su marido vive “en la Capital trabajando construcción y no le va bien. Lo que me puede mandar, que no es todos los días, no me da para comer”.

En el Batey Los Jovillos, Juliana es de las mujeres que al igual que los hombres, trabajan por día en la recolección de limones, guayabas y otros cultivos en parcelas cercanas, pero, 200 ó 300 pesos poco le alcanza para comer, menos para concluir el proceso de declaración de sus hijos, inscritos en la Escuela Básica Los Jovillos, por la solidaridad de la Dirección del plantel.

“Mi estado está mal. Una, el presidente dijo que mis hijos estaban declarados, y mis hijos no están declarados todavía”. Y cómo están en la escuela sin acta? “Ellos están en la escuela porque la profesora me dijo que me los iba a aceptar hasta que yo haga el proceso y los declare. Ellos saben la situación en la que he estado y por eso ellos me los aceptan en la escuela”.

¿Qué es lo que te falta para declarar a tus hijos?…“Debo buscar los papeles en la Maternidad la Altagracia y dos en Villa Mella. A veces digo que voy a buscarlos, pero no tengo dinero, lo poco que consigo se va en la comida de los muchachos”.

Juliana Deguis Pierre fue la mujer hija de padres haitianos indocumentados, que “revolucionó” el sistema migratorio en la República Dominicana.

Su caso dio al traste con la controvertida Sentencia 168-13, emitida por el Tribunal Constitucional el 23 de septiembre del 2013.

En su peregrinar reclamando ser reconocida como dominicana de ascendencia haitiana, Juliana despertó el interés de instituciones y organismos que trabajan en defensa de los derechos humanos.

Sin embargo, luego de lograr la cédula de identidad, Juliana Deguis “desapareció” de los escenarios, porque “Esos movimientos que me apoyaban en ante, simplemente no vienen a mi casa, no me apoyan en nada; en nada me apoyan. Simplemente a veces yo estoy en mi casa y ellos no saben como estoy. Yo fui a Mosctha y le dije que no sé qué van a hacer conmigo, porque no puedo trabajar”.

De inmediato agrega “Muchas personas dicen que yo vivo fuera; que yo tengo dinero, y yo no tengo dinero. Por eso es que yo digo que hay gente que hicieron su dinero a la costilla mía; a mí no me dieron absolutamente ni un peso de eso. Mira la situación de mi casa, donde yo tengo cuatro muchachos y los cuatro viven conmigo en esta casa. Cuando llueve, mírale la funda que yo le tengo que poner para no mojarme, para que no se me moje la cama”.

¿Es tuya la casa?… “No. Esta casa es prestada; es de la compañía (del Ingenio), que cuando yo me casé habían cuartos vacios y el hombre la cogía y uno se mudaba ahí. El día que ellos vengan y me la pidan, tengo que dársela porque esa casa no es mía. Y no sirve porque cuando llueve se me mojan los trastes”.

En varias ocasiones durante la conversación, Juliana insistía en que “mucho dinero hicieron arriba de mí y a mí no me dieron ni siquiera un centavo. Por eso es que yo digo que de ahora en adelante no me entrevisto con nadie, porque desde que me ven dicen que yo tengo dinero y yo no tengo dinero”.

¿Estudias?…“Comencé un curso de belleza, pero no tenía con qué pagarlo y lo dejé”.

No trabajas; no estudias…¿Qué piensas hacer?. “Yo no puedo hacer nada, porque simplemente yo no puedo buscar trabajo. Yo no puedo seguir así. Si tienen una ayuda que me ayuden, porque yo no puedo trabajar”.

En los últimos meses del año 2013 y durante el 2014, Juliana Deguis acaparó toda la atención, tanto de los que daban seguimiento al proceso luego de la Sentencia, como de los movimientos y grupos que vigilaban el proceder de las autoridades migratorias.

“Cuando no estaba ese problema, que no había salido la sentencia, yo trabajaba, pero tampoco podía permanecer en el trabajo. Sin documento no aceptan a nadie para trabajar, pero trabajaba. Simplemente ahora después del show, que esta mi cédula, no me aceptan, porque saben que yo soy Juliana. Yo tengo cuatro años a que en mi casa sin trabajo, esperando que vengan a dar los útiles escolares, porque no tengo con que comprar”, insiste.

O sea, estabas mejor sin cédula?…“Yo no estaba mejor antes, porque en los sitios que estaba me pedían documentos, pero simplemente yo luché por tener mis documentos porque soy nacida y criada de aquí y ahora tengo mi documento. Pero me veían en la prensa y toda la cosa y ahora me niegan el trabajo porque saben que yo soy Juliana”.

A partir de que en marzo del 2014 intentara sin éxito viajar a Washington para asistir a una conferencia, hay quienes piensan que puso haber logrado su objetivo. Sin embargo, Juliana sigue en el Batey Los Jovillos, donde creció, con las mismas necesidades que el resto de hombres y mujeres que allí habitan.

“Creen que ahora yo vivo bien, que no vivo en la República Dominicana, pero ni tengo dinero para comer. Por eso digo que no voy a hablar con nadie que venga a mi casa porque cuando me está sucediendo una cosa no veo a nadie que venga a ayudarme para mi casa”.

Continúa diciendo “a las instituciones y los movimientos que miren a ver que van a hacer, porque yo no puedo trabajar. No puedo estar así. A veces hay día que ni cocino”.

Durante la entrevista de poso menos de media hora, Juliana mantuvo una actitud irritable. ¿Por qué estás así, guapa?. “Nadamás a mi me usan, pero cuando me está sucediendo algo, que no tengo para la comida de mis hijos, no veo a nadie que diga voy a llevarle una compra a Juliana. A mí me buscan como si fuera una mata de fruta, que van a buscar la fruta que tenga y después que se le acaban la fruta no la buscan”.

Juliana Deguis Pierre llego hasta séptimo curso, en la misma escuela donde hoy estudian sus cuatro hijos, que cursan el 8vo, 7mo, 4to y tercero de la primaria.

Mientras hervían las habichuelas para el moro, en un viejo anafe con poco carbón, Juliana manifestaba agradecimiento a que le ayudaron a conseguir su documento de identidad, pero sin dejar de repetir que “yo me siento que estoy en un limbo, porque yo no puedo hacer nada. Después que me dieron el documento no puedo trabajar, porque desde que me piden el documento me despachan. Ya ahí yo estoy en el limbo”.

¡Juliana, chequea tus habichuelas, que se queman!…“No, no se van a quemar porque ya se acabó el carbón”, fue la única respuesta que sonriente dio Juliana ante nuestro reportero gráfico Alex Villegas.

En síntesis, de las interrogantes que motivaron a este reportaje, encontramos las siguientes respuestas: Juliana Deguis Pierre está en la República Dominicana, viviendo en la casa marcada con el número 39, en el mismo Batey Los Jovillos, donde hace tres años accedió a una entrevista también para Proceso…No estudia, porque tampoco trabaja para cubrir los gastos…Solo que a diferencia de aquellos días, no tiene 28 años; cumplió 32…Y, no ve ni la sombra de los movimientos, grupos y personas que insiste, solo se lucraron de su desventura.

Fuente Proceso.com.do/ Belkys Castillo