La estrella del carismático lanzador cubano José Fernández, ídolo de los Marlins de Miami, se apagó a los 24 años, una muerte que golpeó en el corazón del béisbol de las Grandes Ligas, donde se proyectaba como uno de los mejores latinoamericanos.
Fernández fue una de las tres personas que murieron en un accidente de botes cerca de las costas de Miami Beach, que habría ocurrido alrededor de las 03H00 locales del domingo.
«Estamos consternados con lo que ha sucedido y la organización ha decidido suspender el juego de este domingo contra los Bravos», confirmó en una rueda de prensa el presidente del equipo, David Samson, quien agregó que «ha sido demasiado duro para todos nosotros».
Fernández estaba programado para lanzar el domingo, pero el sábado se anunció que lo haría en el primer partido de la serie contra los Mets de Nueva York el lunes en Miami.
El lanzador derecho, nacido en Santa Clara, estaba por terminar su mejor temporada en las Mayores, con un récord de 16-8 con un promedio de 2.86 de efectividad.
Un día antes de su muerte, cuando el equipo calentaba antes del partido que finalmente ganaron a los Bravos, Fernández en sus turnos de entrenamiento con el bate sacaba seis pelotas del parque con la alegría que le caracterizaba, pues también era un buen bateador.
José, como le llamaban en el ámbito beisbolero, deja en su corta carrera un balance de 38-17, pero también dueño absoluto de casa, ya que su actuación local presentaba un asombroso registro de 29-2 y en esta campaña un récord para la franquicia de 253 ponches.
Una historia corta pero bien contada
Su historia fue una historia corta, pero muy bien contada, pues parecía salida de un cuento que parecía iba a durar toda la vida.
Fernández y su familia intentaron salir tres veces de Cuba vía marítima, hasta finalmente llegar a Florida a la edad de 14 años.
En el trayecto, una persona cae de la embarcación y sin pensarlo se lanza al agua y la rescata sin darse cuenta que era su propia madre.
Después es seleccionado en la primera ronda del ‘draft’ por los Marlins y a los 20 años debutó en Grandes Ligas para ser nombrado al Juego de Estrellas y el «Novato del Año» de la Liga Nacional en 2013.
En mayo de 2014 fue sometido a una cirugía de codo «Tommy John». Regresó el 2 de julio de 2015, y cuando muchos pensaron que su regreso a lo mejor no sería como se esperaba, se impuso a toda adversidad y logró a partir de entonces actuaciones memorables.
Lo dicho quedó demostrado este año con su récord y las resultados de su última actuación el martes pasado cuando venció 1×0 a los líderes Nacionales de Washington con 12 ponches en ocho innings.
«Todo el béisbol de las Grandes Ligas está sorprendido y triste por el repentino fallecimiento del lanzador de los Marlins de Miami José Fernández», dijo por su parte el comisionado de MLB, Rob Manfred.
«Él fue una de las estrellas jóvenes más grandes y quien tuvo un impacto grande dentro y fuera del terreno desde su debut. Nuestros pensamientos y oraciones están con su familia, los Marlins y todas las personas que tocó en su vida», añadió.
Luto
Miles de aficionados acudieron durante el día al estadio de los Marlins en la Pequeña Habana, donde llegaban con flores y retratos del ídolo de la ciudad, todos con lágrimas en los ojos, al igual que muchos jugadores que fueron entrevistados.
«Para mí es un momento muy difícil, José era una parte importante de esta equipo. Va a ser un pérdida muy devastadora para el equipo, él hizo un gran impacto en cada uno de nosotros», recordó el venezolano Martín Prado, capitán de la novena miamense.
El mánager Don Mattingly apenas pudo hablar pues no podía contener el llanto.
«Era un niño cuando jugaba, pues se divertía mucho cuando lo hacía, verdaderamente lo disfrutaba», pudo completar a duras penas el piloto.
Su amigo el segunda base Dee Gordon, primero, Christian Yelich y Justin Bour después, se acercaron y por varios minutos rezaron en el box, donde solía realizar sus hazañas.
Sus compatriotas Yasiel Puig (Dodgers) y Yoenis Céspedes (Mets) colgaron en sus respectivas cuevas la camiseta con el número 16 y un «FERNANDEZ» lo más grande posible.
El también cubano-estadounidense Gío González, de los Nacionales, mientras se entonaba himno nacional de Estados Unidos se ahogaba en llanto.
El dominicano David ‘Big Papi’ Ortiz, de los Medias Rojas, con los ojos llorosos expresó: «No tengo palabras para mi amigo José… Era un gran tipo y un gran jugador».
Todos los estadios el domingo proyectaron su imagen risueña en las pantallas antes del partido y tuvieron un minuto de silencio, mostrando caras compungidas por el dolor.
El béisbol esta de luto, perdió a un gran jugador y una gran persona, ejemplo de la juventud.