Santo Domingo. Como es la vida, los desastres naturales vuelven a reestablecer los lazos de “Hermandad” entre los dominicanos y los haitianos.
Quienes hemos sido criados bajo la doctrina del cristianismo sabemos de la importancia que tiene para Dios el hecho amar al prójimo. Incluso tiene más sentido y valor dar aún cuando creemos no tener nada.
Pero en la relación dominico-haitiana los únicos que están dispuestos a llevar la fiesta en paz, ayudando, colaborando e incluso documentando de forma gratuita a los vecinos, es la República Dominicana.
Si bien es cierto que los haitianos han jugado un papel enorme en el desarrollo de la República Dominicana, aportando su mano de obra, desde este país se ha sabido retribuir sus aportes otorgando alojamiento sin control, ofreciendo servicios de salud gratuitos en los hospitales, permitiéndoles trabajar libremente y sobre todo colaborando cada vez que una desgracia azota a esa parte de la isla.
Pero la clase gobernante de Haití no hace otra cosa que patear a República Dominicana, denunciando en cada foro internacional situaciones que ya han sido corregidas, de paso incluso impidiendo la comercialización de productos locales, tomando de relajo al gobierno y los empresarios criollos, que han tenido que ir hasta Haití a pedir cacao, rogando para que reestablezcan esos lazos.
Lo que no se entiende es como los productos eran malos y hasta no aptos para el consumo humano previo a la tragedia, ahora no ponen ningún impedimento.
Por cosas de la vida, se repite la triste y trágica historia de 2010, una catástrofe nacional tras el paso del huracán Matthew por la parte sur.
Un país que no posee arboles ni agua potable se ve en la necesidad de que el mundo vuelva a socorrerlo, pero antes que el mundo llegue, ya la República Dominicana comienza a hacerse cargo del pueblo haitiano, y esos organismos internacionales que tanto condenan hacen silencio, voltean la mirada, prefiriendo ignorar, porque para ellos es más fácil juzgar que actuar.
Veo con ojos de misericordia al pueblo haitiano, felicito, aplaudo y pondero la iniciativa del presidente Danilo Medina quien inmediatamente se enteró de la magnitud de la tragedia, acudió a Haití para coordinar la ayuda inmediata a nuestros semejantes.
Lo que no veo con buenos ojos es que habiendo DOMINICANOS clamando por ayuda, de esos que se quedaron fuera de sus hogares tras el paso de Matthew, el gobierno priorice y destine todos sus esfuerzos para Haití.
Colaboremos con ellos, pero no olvidemos los nuestros, que hay muchos dominicanos que a estas alturas de juego no tienen donde regresar, de esos que no tienen dinero para suplir sus necesidades básicas.