El papa Francisco habló de los combates y los «asesinatos a sangre fría» en los alrededores de Mosul, llamando a orar por «un futuro de seguridad, de reconciliación y paz» en Irak.

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«En estas horas dramáticas me siento cercano a todo el pueblo de Irak, en especial al de la ciudad de Mosul», declaró el pontífice argentino ante decenas de miles de fieles durante el rezo del Ángelus.

«Nuestras almas están conmocionadas por los odiosos actos de violencia cometidos desde hace largo tiempo contra los ciudadanos inocentes, musulmanes, cristianos y miembros de otras religiones y etnias», añadió.



«Estoy particularmente dolorido al escuchar las informaciones sobre estos asesinatos a sangre fría contra tantos hijos de esta tierra amada, entre los cuales muchos son niños. Esta crueldad nos hace llorar y nos deja sin palabras», insistió.

Reafirmando su solidaridad con los iraquíes, el papa dijo que reza «para que Irak, a pesar de haber sido duramente golpeado, sea fuerte en la esperanza de poder avanzar hacia un futuro de seguridad, de reconciliación y paz».

Inmediatamente pidió a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, estimados en unas 50.000 personas por la gendarmería del Vaticano, que se recogieran en silencio.

Este domingo, las fuerzas iraquíes combatían entre trampas, francotiradores y coches bomba activados por suicidas, tratando de cerrar el cerco de Mosul y en otras zonas del país, donde seguían enfrentando a los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI).

Las fuerzas kurdas anunciaron una nueva ofensiva al amanecer del domingo en Bashiqa, al noreste de Mosul, donde unos 10.000 combatientes participaban en el asalto de la ciudad, aún en manos del EI.

El EI contaría con entre 3.000 y 5.000 combatientes dentro de Mosul, y entre 1.000 y 2.000 en los alrededores, por lo que se espera una intensa guerrilla urbana en esta ciudad de 1,5 millones de habitantes.

La comunidad internacional y las oenegés presentes en el lugar se inquietan por la suerte de los civiles bloqueados en la ciudad.