Ya cumplieron su tercera década, pero no les importa asumir las responsabilidades de la adultez dictadas por los estándares sociales. Los Treinteenagers son personas que no buscan trabajo estable, matrimonio o hijos, ya sea por comodidad o filosofía de vida.
De esta forma, los autores españoles Carlos García y Juan Díaz-Faes edificaron el nuevo concepto en un libro, “Treeinteenagers” ilustrando con palabras e imágenes a este nuevo grupo social de treinteañeros. Según describe el portal El País, estas personas “mantienen formas de vida o de vestir, aficiones o actitudes, más propias de un adolescente que de alguien de su edad”.
1. No tienen trabajo estable
Para el escritor y el dibujante, este grupo nació -inicialmente- producto de la crisis económica que azotó a España. “Ese fue el detonante. Nos pilló al final de la veintena, cuando íbamos todos directos hacia la vida adulta, pero, de pronto, se nos cortaron las alas y nos tocó dar marcha atrás”, cuenta García Miranda.
“En el trabajo, casi volvimos a las condiciones de becario. Y supongo que eso afectó a todo, incluidas las relaciones emocionales”, admite.
Es en esta misma línea que los treinteenager no creen en el trabajo ni el pago bien remunerado. Las personas que pertenecen a este grupo suelen trabajar en empleos que saldan sus necesidades básicas y que además les proporcionen satisfacción vocacional. “Suelen ser freelancers”, detalla.
2. Sin “rollos” en la vida amorosa
En este punto existen dos tipo de treinteeneagres: los que conviven -sin objeto de casarse algún día- y los que practican encuentros sexuales causales. “Depende del caso, pero en general todos tenemos más claro lo que queremos”, detalla García Miranda.
“Parece que se han acelerado los trámites en lo de irse a vivir juntos, por todas las ventajas que conlleva”, explica y asegura que contraer matrimonio ya no parece necesario para que las familias estén contentas. “Las parejas no suelen casarse, ni tienen propiedades, perro o hijos, pero siguen viendo pelis de terror los sábados por la noche”, señala el autor.
3. El cuerpo como un conducto a la realidad
A pesar que los hábitos y mente de estas personas se asemejen más con las de un adolescente en vez de un adulto, es inevitable que el cuerpo envejezca con el paso de tiempo y manifieste signos de adultez. “Lo del cuerpo es el choque con la realidad. Desde que entré en la treintena he sufrido ciatica, reuma y una rotura de menisco por hacerme el joven con el ‘longboard’ (skate)”, asume García.
Es así como el autor del concepto asume que actividades como comer papas fritas o no hacer ejercicio comienzan a “pasar la cuenta” y manifestarse en la salud.
4. ¿Tribus urbanas adultas?
Otra característica muy llamativa de los treinteenagers es la estética y gustos que estos tienen. Si bien algunos lucen como hipsters, en realidad pueden llevar cualquier tendencia o estilo. “En realidad, se puede llevar una vida de ‘treinteenager’ siendo rapero, punk o alternativo; pero la relación viene dada porque son tribus urbanas adultas”, comenta.
“Eso es lo sorprendente: a esta edad aún necesitemos sentirnos reconocidos con una estética grupal, que es para lo que sirven estos círculos en la adolescencia”, reconoce García Miranda.
Además de lo anterior, esta generación suele ser muy nostáglica, manifestando este sentimiento a través de objetos old school como de Star Wars, Jurassic Park, etc. Si bien este grupo de personas se mantiene al tanto de las redes sociales y tecnología, no suelen escuchar nuevos grupos musicales o dar oportunidad a las nuevas películas.
“Creo que realmente no estamos a la última, pero algún día lo estuvimos. Como viejos disfrazados que somos, defendemos que fue la época mejor, la nuestra”, afirma Díaz-Faes, el ilustrador del libro.