En Arabia Saudi la justicia es para todos por igual. No importa si es ciudadano cualquiera o un miembro de la realeza, si se comete un crimen, nada lo salvará de su castigo.
Eso fue justamente lo que ocurrió con el príncipe Turki bin Saud al-Kabi, quien el jueves pasado se convirtió en el primer miembro de la familia real en ser ejecutado en 40 años.
Según una declaración del Ministerio del Interior del país, el príncipe fue condenado por el asesinato del ciudadano Adel bin Suleiman bin Abdul Karim Mohaimeed, quien falleció a tiros hace tres años en medio de una pelea grupal en la región de Al Thumama.
Según se dice en el diario New York Times, en el comunicado no se detalla la forma de muerte de Saud al-Kabi, aunque se sabe que en dicho país el castigo suele ser la decapitación en la plaza pública, de acuerdo a la ley islámica.
Turki bin Saud al-Kabi era uno de los miembros de las familias más importantes de la Monarquía Saudi, descendientes directo del Rey Abdulaziz, quien según BBC, fundó el estado en 1932.
En las redes sociales los cibernautas quedaron sorprendidos con la noticia, señalando que jamás lo hubiesen imaginado especialmente porque los miembros de la realeza tienen grandes privilegios en su nación. Sin embargo, esto también demostró que existe una equidad en el sistema de justicia, el que a su vez sigue estrictamente la ley musulmana.
La última ejecución de un mimbro de la familia real fue en 1975 cuando el príncipe Faisal bin Musaid fue acusado de asesinar al rey Faisal.