La muerte trágica de un vendedor de pescado, triturado por un contenedor de basura, desató una ola de indignación y de manifestaciones en Marruecos, donde las autoridades anunciaron su voluntad de “castigar” a los responsables del drama.
Mouhcine Fikri, un vendedor de pescado de unos 30 años, murió el viernes por la noche en Alhucemas, en el Rif, atrapado por contenedor de basura cuando al parecer intentaba oponerse a que los agentes de la ciudad destruyeran su mercancía.
Las circunstancias horribles de su muerte, que fue filmada con un teléfono celular y el video divulgado en internet, conmocionaron a la población. Una imagen de la víctima, con la cabeza y un brazo sobresaliendo del mecanismo del camión, fue ampliamente difundida en las redes sociales.
El domingo, miles de personas participaron en los funerales, rindiendo homenaje al “mártir Mouhcine”. En una marcha de varias horas, la multitud se dirigió del centro de Alhucemas hasta la localidad de Imzouren, donde los restos fueron inhumados.
Por la noche, una marea humana invadió el centro de Al Hoceima, según un periodista de la AFP. “Criminales, asesinos” y “¡Escucha majzen (palacio real), no se humilla al pueblo de Rif!”, gritaban miles de manifestantes.
Otras manifestaciones menos importantes se produjeron en otras ciudades del Rif, pero también en Casablanca, Marrakech y Rabat, donde unas mil personas se manifestaron bajo el lema de “¡Todos somos Mouhcine!”.
Actualmente en Tanzania, en una gira diplomática por el este de África, el rey Mohamed VI envío el domingo a Alhucemas a su ministro del Interior, Mohamed Hasad, que expresó “las condolencias y la compasión del soberano a la familia del difunto”.
El rey dio instrucciones para que se abra “una investigación minuciosa y profunda” sobre el caso. El ministerio del Interior ya había anunciado la apertura de una investigación, junto a la fiscalía local, al día siguiente del drama.