Opinión de Francina Hungría
Este domingo seis de noviembre celebramos el 172 aniversario de la Constitución dominicana y en virtud de esta conmemoración es bueno refrescar la profundidad de su impacto en el día a día de los dominicanos.
Si bien es cierto que todos los artículos contemplados en nuestra carta magna son necesarios para la regulación adecuada del Estado y la sociedad, me gustaría que nos detengamos a reflexionar sobre el artículo 39 de la Constitución dominicana.
Dicho artículo establece el Derecho a la igualdad expresando en el mismo que «todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de género, color, edad, discapacidad, nacionalidad, vínculos familiares, lengua, religión, opinión política o filosófica, condición social o personal».
Su fundamento jurídico data de la Revolución Francesa de 1789 con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el artículo 39 nos explica que ante los ojos de la ley y su administrador, el Estado, todos somos iguales en capacidades y derechos sin condición ni excepción de ningún tipo. Es decir, no existe característica que otorgue preferencia de trato para un dominicano sobre otro.
Esto hace del artículo 39 la base legal para la creación de políticas públicas inclusivas; el soporte para la promoción de una sociedad justa, donde permanentemente se vele por oportunidades iguales para todos y todas.
Según el censo del 2010, el 13% de los dominicanos viven con algún tipo de discapacidad. Este porcentaje de la población se ve seriamente afectado por la dificultad del acceso a servicios básicos como la salud, educación y vivienda. Es necesario seguir gestionando los cambios que logren mejoras para esta porción de nuestra sociedad.
Somos responsables, como entes activos de la ciudadanía, de seguir impulsando a través de las leyes una República Dominicana inclusiva que tome en cuenta a todas nuestras comunidades, en especial aquellas que son más vulnerables. Hay que promover el empleo de recursos y la creación de medidas que normalicen la forma en que estos grupos interactúan con nuestro entorno.
De esta manera se podrán brindar las mismas posibilidades de desarrollo para todos los actores de nuestra nación mientras se garantiza el derecho a la igualdad y en consecuencia los derechos fundamentales de los dominicanos y dominicanas.
La Constitución no es solo un instrumento de orden, es también un instrumento de creación que le permite al pueblo apelar a una nación más justa e inclusiva, basada en el principio de igualdad.
Contamos con los mecanismos para construir una República Dominicana para todos, sigamos trabajando para ello haciendo del artículo 39 una parte permanente de nuestro discurso y que nos sirva para aumentar nuestras expectativas sobre la discapacidad y cambiar nuestra perspectiva entorno a la diversidad de capacidades en la República Dominicana.
¡Movamos la inclusión!