La decisión de los tripulantes de no cargar combustible en Bogotá es -por el momento- la causa más probable de la caída del avión que transportaba al plantel del equipo de fútbol brasileño Chapecoense, tragedia donde murieron 71 personas entre jugadores, plantel técnico, periodistas y personal de la nave. Sólo 6 personas sobrevivieron.
El avión, un Avro RJ85 que se dirigía desde Santa Cruz de la Sierra en Bolivia hasta el aeropuerto de Medellín, donde jugaría la final de ida por la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional este miércoles, se declaró en emergencia y perdió contacto con la torre de control a las 21:54 locales (00:54 del martes en Chile). Posteriormente, los equipos de emergencia encontraron los restos siniestrados en una zona montañosa al noreste de Colombia, distante a sólo 50 kilómetros de su destino.
La el diario El Tiempo de Colombia, aunque la investigación de Aeronática Civil está recién comenzando, existen varios indicios que llevan a la falta de combustible como causa del desastre. El primer punto es que no hubo una explosión ni tampoco signos de incendio. La nave se destruyó por el impacto, pero no hubo llamas.
El segundo y más relevante, es que la nave fue obligada a esperar sobrevolando la zona debido a que 4 vuelos coincidieron sobre las proximidades de Medellín. La torre de control decidió darle prioridad al vuelo FC8170 de Viva Colombia, que si bien cubría otro trayecto, decidió desviarse al aeropuerto Aeropuerto Internacional José María Córdova de Ríonegro debido a que denunció una anomalía técnica.
Cabe destacar que la empresa Viva Colombia aseguró que su avión nunca estuvo en riesgo y sólo siguieron las instrucciones de la torre de control.
En tanto, el vuelo chárter de la empresa LaMia que transportaba al plantel Chapecoense, fue ordenado mantenerse sobre los 21 mil pies (6.400) metros, altura indicadora de que una vez resuelta la situación de la nave de Viva Colombia, no se le daría el próximo turno de aterrizaje, sino el tercero o cuarto.
Pocos minutos después, el piloto del Avro RJ85 se comunicó con la torre de control para indicarles que se estaban quedando sin combustible. Los operarios de tierra les dieron entonces luz verde para aterrizar, pero cuando la nave se encontraba en ese proceso, sufrió una pérdida total de energía eléctrica y salió de los radares.
HABÍA MIEDO DE VOLAR EN EL AVIÓN SINIESTRADO
En una ironía del destino, uno de los propios jugadores que se enfrentaría al Chapecoense, Miguel Borja, del Atlético Nacional, ya había viajado en la misma aeronave y denunció sus precarias condiciones de vuelo.
“Nosotros habíamos viajado en este avión y conocíamos a la tripulación. Espero que ahora que sucedió este desastre tomen conciencia para mejorar las condiciones de vuelo, porque varias veces paramos para reabastecernos (de combustible). Teníamos miedo porque era un avión muy pequeño. Tuvo que detenerse varias veces en distintos aeropuertos para repostar porque no alcanzaba a llegar a su destino”, indicó al canal colombiano Kick Off, según cita el diario brasileño O’Globo.
El matutino indica que los aviones Avro RJ85 tienen una autonomía de vuelo no superior a los 2960 kilómetros, la distancia exacta entre Santa Cruz y Medellín si se volara en línea recta. Sin embargo hasta el momento se desconoce si el aparato había sido provisto con tanques de combustible auxiliares que aumentaran su capacidad de recorrido.