Lo digo y me regañan, pero tengo que seguir insistiendo en ello, sobre todo con aquellas parejas que están amenazadas, aunque lo nieguen o no se percaten de que su actividad sexual desaparezca por completo de sus vidas y sus relaciones. A ellos y ellas les insisto en esa encomienda de sexo por fecha.
Háganlo y ya luego me cuentan, les digo, y tal parece que lo hago con tal cara de satisfacción y seguridad que los convenzo al menos de comenzar la tarea de calendarizar sus encuentros sexuales con la misma diligencia que van de urgencias a su dentista ante un pésimo dolor de muelas.
Cuando en terapia se lo sugiero a la pareja, uno de ellos protesta de inmediato diciendo que esa actividad sexual debe ser libre y espontánea. Que debe surgir el momento sin que sea obligado o forzado.
Falso, les contesto, explicándoles que nuestra conducta, para bien o para mal, se forma de hábitos y que mientras más hagamos algo más lo fijamos en nuestra memoria y, por ende, se manifiesta en nuestra conducta.
Por tanto, mientras más sexo tengas más sexo quieres, y lo mismo funciona a la inversa, mientras menos sexo tengas menos desearás.
De todos modos, lo más importante que la pareja debe entender es que la falta de deseo sexual no es el problema; así se manifiesta el problema.
Identificar eso que les está alejando de sus vidas sexuales satisfactorias es prioridad en ese vínculo emocional que con el tiempo van construyendo y que, en muchas ocasiones, es el origen de dicha indiferencia sexual.
Como experta en conductas sexuales no puedo comprender esos matrimonios que dicen amarse pero de sexo nada. No concibo ese amor sin la manifestación sublime y sutil de ese maravilloso acto sexual, uno que debe ser la coronación de dicha compenetración.
Parejas que insisten en decirme que se aman, que han edificado un hogar maravilloso, que se divierten y se llevan muy bien y para todas sus amistades son el matrimonio perfecto, hasta que llegan a su hogar y se comportan como dos buenos compañeros de habitación.
La buena noticia es que para todo hay solución y para esa falta de apetito sexual y de conexión en la pareja también. Obvio que lo que se viene destruyendo por años no se solucionará en un día, pero les puedo asegurar que con ese sexo con fecha bien trabajado obligarán al cerebro a rehacer conexiones relacionadas a ese placer sexual.
Aprovechen estas fiestas decembrinas y celebren su nueva sexualidad en pareja; luego nos cuentan…