Rafael Bautista se estrenará en unos Campos de Entrenamientos casi con 24 años en febrero a pelear una plaza en unos jardines de los Nacionales que tienen dos “dueños” (Bryce Harper y Jason Werth) y el prospecto Trea Turner como gran favorito para el tercero. Pero el gran activo que representa la velocidad de sus piernas puede ayudarlo a completar el siguiente capítulo de la novela que le daría un empleo a esquinas de la Casa Blanca.
Hace cinco años (2011), cuando tenía 18, Bautista había tirado la toalla a su sueño de ser bigleaguer luego de asistir a decenas de try-outs (las exhibiciones donde los equipos evalúan para firmar) sin generar mayor interés. Su tardía llegada al juego (15 años) no le había permitido desarrollar sus habilidades y ya ordenaba sus documentos para comenzar a estudiar derecho en una universidad.
Las limitaciones económicas de su familia lo llevaron a ingresar al campo laboral siendo un niño; vendía limones o chinolas en una camioneta con su padre, llenaba fundas de carbón en Bayaguana para cobrar 10 pesos por cada una, repartía galones de agua en una bicicleta para ganarse 5 pesos por cada unidad, movía el dulce en carderos y hasta arreglaba lavadoras.
Su familia se mudó a Villa Faro, Santo Domingo Este, en 2008 y fue cuando encontró tiempo para jugar.
“Creo que todo tiene un tiempo perfecto, Dios tiene un tiempo para toda cosa, siempre corría bien, tenía problema en el bate, no te voy a decir que no, pero eran cositas”, reflexiona Bautista, jardinero central del Escogido que es segundo en robos de la liga (9), líder del equipo en hits (28) y carreras anotadas (18) en la actual campaña.
“Llegó un momento en el que decidí quedarme en mi casa. Cuando me llamaron yo no estaba ni practicando, iba en las tardes a veces, ya iba a trabajar, pero recibí una llamada, fui a ese try-out a Baní, allí me vio el scouts de los Nacionales, Pablo Arias, me dio un chance, me invitó a la academia, estaban llenos, pero Dios tenía un plan perfecto para mí”, explica este cristiano evangélico que se congrega en la Iglesia de Dios de Los Trinitarios II (SDE).
El bono fue de US$25 mil del que tuvo que repartir gran parte. Jugó su primera temporada con 19 años (los Julio 2 lo hacen con 17) y de inmediato demostró que pudo ser velocista al robarse 47 bases en 67 partidos en la Liga de Verano de 2012. En 2014 en Clase A se estafó 69 almohadillas lo que abrió los ojos de Moisés Alou que lo tomó primero en el sorteo de novatos de 2014 delante del prospecto Alex Reyes.
Al cumplir su quinto año en el conjunto de la capital estadounidense se arriesgaba a perderlo en el sorteo de Regla 5 que se celebra esta semana y lo protegió el mes pasado en su roster de 40 hombres.
Un ascenso que en el peor de los casos puede quintuplicar sus ingresos si no queda en el equipo y llevarlo a los US$41 mil.
Fuente DiarioLibre